Analizando cómo se están comportando las carteras de inversión nos puede dar una serie de claves valiosas. ¿Qué cabe esperar en medio de esta crisis? Si hay un término que define bien los momentos actuales es “incertidumbre”. La incertidumbre, entre otras cosas, genera inquietud, pánico vendedor y hace difícil realizar previsiones.
No obstante, existen unas ciertas estrategias que puedes llevar a cabo para conseguir protegerte (incluso obtener rentabilidades positivas). Si observamos la evolución de las carteras de inversión durante este año marcado por la crisis del coronavirus, obtendremos conclusiones.
Para diseñar una estrategia de inversión coherente, el primer paso sería hacer un diagnóstico de la situación actual. La crisis provocada por el coronavirus (Covid-19) ha creado una catástrofe económica y financiera; un hundimiento en todas las bolsas mundiales.
Lo cierto es que los mercados financieros han registrado caídas históricas, lo cual demuestra el pánico vendedor que se ha vivido.
Los mercados financieros siempre tienden a sobrerreaccionar. Sin embargo, la paralización de la economía ha sido un hecho, al igual que las tasas de desempleo y la caída del PIB. Las previsiones de los distintos organismos financieros (FMI, BCE, etc.) no son nada halagüeñas: se espera una recesión de gran magnitud. Aunque es difícil cuantificar todavía las consecuencias.
Bajo este escenario, según los últimos datos de INVERCO (Asociación Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones), todas las categorías de fondos de inversión muestran una rentabilidad negativa acumulada desde el 1 de enero hasta el 31 de mayo de 2020. Lo cual nos dice que las carteras de inversión no han quedado a salvo de la crisis del coronavirus. La renta variable europea es la que más ha sufrido.
Sin embargo, existen ciertos activos que han logrado aguantar el tipo. Veamos como realizando una buena gestión, puedes conseguir incluso rentabilidades positivas.
Si tomamos como ejemplo un el fondo de renta fija global que mejores rendimientos ha obtenido en lo que llevamos de año (el Fidelity Global Fund), podemos comprobar que, a pesar de la caída de los mercados, arroja una rentabilidad de del 6,26%. Mientras tanto, la rentabilidad media de esta categoría de fondos de inversión durante este año fatídico se sitúa en el 0,82%.
Por otra parte, su índice de referencia, el Bloomberg Barclays Global Aggregate, ha obtenido una rentabilidad durante este año del 2,86%. Por lo que podemos concluir que las carteras de corte conservador, compuestas por activos de renta fija de alta calidad y con una diversificación global
En este gráfico podemos observar la evolución durante 2020 de estos tres indicadores. Comprobamos cómo, tras la caída sufrida en marzo (provocada por la crisis del coronavirus), la recuperación no se ha hecho esperar.
Las carteras de inversión de renta variable son una historia distinta. Este tipo de activos, debido a su mayor volatilidad, han sufrido más. Muchas empresas no han encontrado todavía la recuperación (y, según determinados organismos financieros, puede que esta no llegue hasta 2022).
Vamos a tomar como ejemplo una cartera de renta variable compuesta por activos sólidos (empresas de gran capitalización), con una estrategia clásica y prudente: la inversión en dividendos. Seguimos bajo la premisa de una diversificación global (puesto que la pandemia del COVID-19 también es global).
En este caso, uno de los fondos de inversión de renta variable global y enfocado a la búsqueda de dividendos que mejor rentabilidad ha conseguido durante el año (de enero a junio), no logra situarse en una tasa positiva (se trata del Ninety Global Quality Equity Income Fund, con una rentabilidad acumulada desde el 1 de enero hasta el 22 de junio de 2020 del -1,91%).
Lo curioso es que este fondo de inversión ha logrado una rentabilidad superior a la media de su categoría en un 8,96%. A su índice de referencia lo supera con una diferencia del 10,65%.
Por consiguiente, podemos hacernos una idea del sufrimiento que ha tenido (y está teniendo) la renta variable en términos generales.
No obstante, existen determinados sectores de actividad que han actuado como paraguas contra esta crisis tan atípica (producida por un factor externo). Si queremos incorporar renta variable a nuestra cartera de inversión, tendremos que abordar una estrategia menos diversificada, con una mayor concentración a unos sectores económicos concretos. No, en este caso no son los clásicos sectores defensivos.
Veamos la rentabilidad de algunos fondos de inversión sectoriales durante este primer semestre de 2020:
Una vez superada la oleada de contagios y recuperando la actividad económica, hemos podido observar cómo los activos de renta fija han tenido una recuperación más rápida. La renta variable se encuentra todavía inmersa en la incertidumbre.
No obstante, lo peor que puede pasarle a la economía sería una segunda oleada de contagios y un nuevo parón de la actividad industrial. Si los motivos para pensar que estamos ante una crisis económica de magnitudes históricas, no debemos cometer el error de pensar que la situación no puede agravarse.
No podemos predecir el futuro, pero sí está a nuestro alcance tomar las medidas necesarias para llevar a cabo una gestión eficiente de nuestras inversiones.
Comprobando el comportamiento de las carteras de inversión durante este tiempo, podemos concluir lo siguiente:
En síntesis, no sabemos cuándo llegará la recuperación económica, tan siquiera podemos predecir la magnitud de la crisis económica y su duración. Sin embargo, sí que existen modelos de carteras de inversión cuya evolución nos ofrece una buena señal sobre qué podemos esperar si se produce un nuevo brote del coronavirus.