Una vez se ha optado en destinar el ahorro a los productos de inversión colectiva (como los fondos de inversión) por las diferentes ventajas que ofrecen estos productos; tanto fiscales, cómo de seguridad jurídica, diversificación y de acceso a la gestión profesional , ha llegado la hora de tomar la siguiente decisión. ¿Cómo elegir un fondo de inversión?
Ningún fondo de inversión es bueno o malo por sí mismo, todo depende de si se ajusta o no a las características subjetivas del inversor. Esto explica la cantidad de fondos de inversión que hay en el mercado.
Existen prácticamente tantos fondos de inversión como estrategias inversoras y perfiles de ahorrador hay. Por tanto, siempre se encontrará un producto a medida de nuestras características.
Esto también supone una gran ventaja que tienen los fondos de inversión frente a otros productos de ahorro. La versatilidad. La flexibilidad que ofrecen. Es más, la posibilidad de traspaso entre fondos, por un cambio de preferencias o de estrategia, sin ningún coste fiscal.
Ahora bien, puede que alguien se pierda a la hora de elegir un fondo en todo el orbe a su disposición. Por este motivo, vamos a tratar el asunto:
Usted necesita una estrategia inversora antes de colocar sus ahorros en cualquier tipo de producto financiero. Si no tiene una estrategia definida no tendrá una guía sobre las características de los activos ideales para usted, ni de los niveles de riesgo que puede tolerar.
Sus propias circunstancias personales le llevarán a la determinación de su situación inicial y un objetivo en un plazo de tiempo determinado. Debe definir el máximo riesgo de pérdidas que está dispuesto a asumir (en caso de que pueda darse el peor escenario posible), una rentabilidad adecuada para ese riesgo y el tiempo en el que desea mantener la inversión.
La respuesta a esas preguntas es el punto de partida para comenzar a decidir el tipo de fondo de inversión que mejor se adapta a sus necesidades y objetivos personales de inversión.
Si usted ha realizado el paso anterior, puede creerme en que ha dado un avance importante, es una de las tareas más importantes y olvidadas. En ocasiones este proceso es llevado a cabo con la ayuda de un asesor financiero (los profesionales cuentan con cuestionarios para determinar el perfil de un inversor).
Ya está listo para comenzar a decidir qué fondo de inversión le conviene. Aunque para ello debe saber dónde encontrar la información necesaria.
En este aspecto usted se encuentra con uno de los productos financieros más transparentes que existen. Toda la información necesaria para determinar qué fondo de inversión elegir se encuentra totalmente a su disposición.
Todas las cuestiones qué posteriormente se expondrán en este texto vienen reflejadas en el “folleto informativo” de cada fondo. Es un documento de entrega obligatoria, antes de la suscripción de participaciones (o inversión, propiamente dicha) y que se puede obtener en las propias páginas web de las entidades gestoras o comercializadoras de cualquier fondo. También se puede obtener a través de la página web de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
Cómo se puede apreciar, se trata de un documento imprescindible y de fácil acceso. Además, también existen otros documentos informativos a favor del inversor, cómo el Reglamento del fondo y el último informe semestral de patrimonio y resultados.
Entramos de lleno en el análisis de los fondos de inversión, una vez sabido cuáles son nuestras preferencias y dónde encontrar la información pertinente.
La primera cuestión a abordar con vistas a acotar nuestra selección de fondos, es determinar la política de inversión que mejor se adapta a nuestras preferencias.
Esto está directamente relacionado con el nivel de riesgo máximo que el inversor está dispuesto a asumir. Es decir, su perfil de riesgo. El riesgo máximo a su vez está estrechamente ligado a la rentabilidad potencial. Por tanto, se debe ser consciente que para obtener mayor rentabilidad, se debe asumir más riesgo.
Los fondos se clasifican en categorías, en función de su vocación inversora o la política de inversión que llevan a cabo. Este criterio de clasificación es importante porque ofrece información acerca del riesgo que asume, a priori, cada fondo de inversión y facilita la elección (en función de preferencias y perfil de riesgo).
Las categorías de fondos son numerosas, sin embargo vamos a mencionar las principales en función del perfil de riesgo de un inversor:
Lo expuesto es simplemente un ejemplo a groso modo, en realidad existen más categorías de fondos y el perfil de riesgo debe ser más depurado. Simplemente se pretende transmitir que en función del riesgo a asumir se determinará la categoría de fondos según los tipos activos que incorporan a su cartera. Esto facilita el trabajo de elegir un fondo de inversión, es la primera criba.
De la naturaleza de los activos que componen la cartera del fondo de inversión (la política inversora) se puede intuir si es adecuado para nuestro perfil de riesgo. Las categorías de fondos se crearon para este fin.
Nota: En el folleto informativo y en el último informe semestral se pueden depurar aún más los datos sobre el nivel de riesgo. Suele venir expresado el perfil de riesgo recomendado y además en el último informe semestral se puede atender a la volatilidad que ha tenido el fondo.
Toda inversión debe tener un plazo en el cual se debe cumplir un determinado objetivo. Existen inversiones cuyo fin es la financiación de algún bien o servicio (una casa, un coche, la educación de nuestros hijos, etc.). Otras pueden estar orientadas a más largo plazo (por ejemplo, con vistas a la jubilación).
En el propio folleto informativo se puede encontrar el horizonte temporal recomendado para cada fondo de inversión. Dicho horizonte se calcula en función de las características pormenorizadas de cada fondo. Siempre teniendo presente la naturaleza de las inversiones realizadas.
Por tanto el inversor únicamente debe comprobar que el horizonte temporal recomendado (la duración de la inversión) se ajusta a su estrategia y preferencias. Esta es la segunda criba.
Las comisiones son los honorarios que cobran la entidad gestora y la entidad depositaria por los servicios de mantenimiento y gestión del fondo y suelen estar limitadas por ley en función de qué categoría de fondo se trate.
Principalmente son las comisiones de gestión y depósito las que afectan a los fondos de inversión. Estas comisiones se deducen del valor que tienen las participaciones del fondo. Es decir, no es necesario desembolsarlas ya que se cargan directamente al fondo. Pueden calcularse en función de los rendimientos, del patrimonio o de ambas variables.
En algunos tipos de fondos pueden existir comisiones de suscripción y reembolso de participaciones (suelen utilizarse en los fondos garantizados).
Sea como fuere, en el folleto informativo del fondo se deben observar las comisiones aplicables y su cuantía. No suelen ser muy elevadas, puesto que como se ha dicho más arriba, los límites máximos se encuentran regulados. Aún así tienen una incidencia directa sobre la rentabilidad del fondo.
Por todo esto es necesario realizar una comparativa entre las comisiones y otros gastos que pueda tener el fondo. Para ello, es interesante atender a un concepto interesante; los gastos totales de cada fondo o TER (Total Expenses Ratio). El TER se expresa como un porcentaje del patrimonio del fondo y cuanto más bajo sea este porcentaje significa que el fondo es más económico para el partícipe.
Para determinar qué tipo de fondo elegir en función de las comisiones, debemos recurrir una vez más a nuestra estrategia inversora. Por ejemplo, si tenemos previsto realizar una serie de suscripciones (aportaciones de capital al fondo) periódicas, no será interesante la elección de un fondo con altas comisiones de suscripción. A pesar de que el resto de comisiones sean menores. También entra en juego el horizonte temporal de la inversión en este aspecto.
Ya vamos seleccionando y estamos más cerca de elegir un fondo de inversión (o una cartera de fondos). Hemos dado otro paso.
Bien, muchos de los lectores estarían pensando que un factor tan importante como son los rendimientos se nos estaba quedando en el tintero. Ni mucho menos.
La rentabilidad es un factor importante, no cabe duda. Pero si el lector observa, es uno de los últimos a considerar. No el primero, como se puede llegar a pensar.
Para determinar una rentabilidad adecuada es necesario primero haber determinado todos los factores anteriores. Sólo así se puede ser objetivo en cuanto a la elección de la rentabilidad. Por tanto, el orden expuesto para la selección de fondos es la secuencia lógica a seguir.
Para determinar la rentabilidad de cada fondo se debe examinar el comportamiento que ha tenido en el pasado. Aún así, las rentabilidades pasadas no garantizan las rentabilidades futuras (a no ser que sea un fondo garantizado).
Además de tener en cuenta los niveles de inflación, es necesario que la rentabilidad se ajuste a nuestro objetivo de inversión. Para ello hay que ser realista y conjugarlo con el nivel de riesgo que se está dispuesto a asumir.
Las rentabilidades de los fondos se encuentran disponibles en numerosas fuentes, desde la CNMV hasta periódicos y revistas económicas. No únicamente en la documentación ofrecida al inversor.
Es recomendable, a la hora de valorar un fondo en función de su rentabilidad que se tomen periodos de tres o cinco años. Las rentabilidades espectaculares a corto plazo no informan si se trata de una buena inversión en base a criterios sólidos o una posición especuladora y fruto de una sola táctica puntual y concreta. No obstante se tienen a disposición las rentabilidades de distintos períodos de tiempo.
Quizá la más significativa sea la rentabilidad a tres años, sin embargo también debemos fijarnos en la que se encuentre más acorde con el horizonte temporal de nuestra inversión. Para comparar rentabilidades entre distintos fondos deben ser correspondientes a los mismos períodos temporales.
Lógicamente se tendrá en cuenta la rentabilidad más alta. Puede ser interesante contrastar las rentabilidades con los índices generales de los mercados en los cuales está orientada la política inversora del fondo. Además de contrastar las rentabilidades de los distintos períodos temporales.
Se trata de una de las últimas cribas. Ya prácticamente tenemos nuestros fondo seleccionado (repito, es factible la construcción de una cesta compuesta por varios fondos de inversión).
Una vez tenemos en el punto de mira el fondo (o los fondos) que queremos elegir, el último paso es una lectura completa del folleto informativo del fondo, así como de la demás documentación a favor del partícipe.
En tales documentos encontraremos información adicional que nos puede ser de utilidad, como por ejemplo el régimen de las suscripciones y reembolsos de capital.
Se debe preguntar a la sociedad gestora, a la comercializadora, al intermediario o asesor todo aquello en lo cual se tenga la más mínima duda. Así como discutir las comunicaciones futuras y demás aspectos del marco de la relación.
Este es el último paso para elegir un fondo de inversión, si todo está conforme a nuestras preferencias, tenemos el fondo seleccionado. Con todo el proceso realizado hemos tomado una decisión de inversión meditada y bien informada.