Cuando hablamos de depósitos bancarios y fondos de inversión las diferencias son enormes: son dos productos financieros completamente distintos; tanto de naturaleza jurídica, en su fiscalidad, las entidades que los ofrecen, etc.
En este artículo comenzaremos describiendo las principales características de cada uno de ellos, para finalizar mostrando todas sus diferencias. En síntesis, se trata de enfrentar a los dos productos financieros: depósitos vs fondos de inversión.
Un contrato de depósito bancario es aquel por el cual un banco recibe de su cliente un montante de dinero, con un compromiso de restitución del mismo (en la misma moneda) en tiempo y forma establecidos. Con la obligación de abonar al cliente un interés por el dinero prestado.
Este interés es pactado previamente. Es decir, es conocido de antemano y fijo durante toda la vida del depósito. Constituye la rentabilidad para el inversor.
En otras palabras, es un préstamo que el cliente le hace al banco. La entidad bancaria utiliza esos fondos para su operativa financiera.
Una de las ventajas de los depósitos bancarios, además de su sencillez en la contratación, es que el cliente sabe en todo momento cuánto dinero va a recibir en concepto de intereses por el dinero depositado.
Por otra parte, es un producto que no cotiza en un mercado financiero y no tiene posibilidad de revalorizarse ni minusvalorarse.
El capital prestado al banco suele estar garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos, este organismo indemniza al cliente si la entidad bancaria incurre en insolvencia o concurso de acreedores y no puede devolver el dinero al cliente. El Fondo de Garantía de Depósitos español cubre un máximo de 100.000 € por titular.
Como se puede observar, el riesgo que se asume es mínimo, pero la rentabilidad a obtener se encuentra en armonía y no suele ser superior a la inflación.
Dicho de otro modo, el cliente asume el silencioso y pernicioso “riesgo de inflación”.
El riesgo de inflación siempre está presente. El dinero pierde valor con el paso del tiempo como consecuencia de la inflación. Un euro a día de hoy no valdrá lo mismo el año que viene. Este es uno de los motivos principales por los cuales es necesario poner a trabajar nuestros ahorros. En teoría, una inversión debiera ofrecer una rentabilidad superior a la subida del IPC. En caso contrario, el ahorrador estaría sufriendo una pérdida real.
En este sentido, puesto que los depósitos bancarios son productos que ofrecen una tasa de rentabilidad prefijada, suelen ser menos rentables que cualquier otro producto de ahorro e inversión (dado que el riesgo en este sentido no existe). En muchas ocasiones, los rendimientos ofrecidos no son superiores a la inflación.
Cuando se formaliza un depósito, se acuerda un plazo para su devolución. El cliente no puede disponer de estos fondos durante la vida del depósito hasta su vencimiento, salvo aceptando una serie de penalizaciones por cancelación anticipada.
Es decir, un depósito bancario es un producto de ahorro ausente de liquidez. ¿Qué supone esto?:
La falta de liquidez es un gran inconveniente que suele pasarse por alto. Los inversores más experimentados conocen el valor de tener el dinero disponible en todo momento.
En efecto, los intereses de los depósitos bancarios tributan en Hacienda. En cada liquidación (que puede ser anual, trimestral, mensual, etc.; e incluso puede percibirse al vencimiento del depósito) se practica una retención fiscal del 19% de los intereses percibidos.
Los rendimientos obtenidos por estos productos de ahorro (es decir, los intereses) pasan a formar parte de la base imponible del ahorro, la cual tiene una fiscalidad dividida en tres tramos:
NOTA: en el País Vasco y Navarra los tramos y tipos fiscales son diferentes.
Si tenemos en cuenta su baja rentabilidad y le restamos la inflación más los impuestos, podremos comprobar cómo un depósito bancario no es tan seguro como puede parecer.
Los fondos de inversión son instituciones de inversión colectiva: un vehículo de inversión ideado para que los pequeños ahorradores puedan participar en los mercados financieros e invertir sus ahorros.
Un fondo de inversión, como su propio nombre ya nos anuncia, es un patrimonio compuesto por multitud de personas, denominadas partícipes. El fondo es propiedad de los partícipes en la parte que les corresponde según el capital invertido.
Este patrimonio no tiene personalidad jurídica propia, se encomienda a una sociedad gestora, la cual se encarga de invertirlo en una cartera de activos financieros diversificada y según una política inversora que los partícipes conocen de antemano.
Existen fondos de inversión de todo tipo, adaptados a todos los perfiles de riesgo y con una gran diversidad de estrategias inversoras. El inversor tan sólo debe escoger en función de sus criterios personales, sus necesidades financieras y el riesgo que esté dispuesto a asumir.
Los rendimientos vendrán de la diferencia entre el valor de las participaciones en el momento de la compra y de su posterior venta.
Las rentas obtenidas como consecuencia de intereses y/o dividendos por las inversiones del fondo pueden repartirse entre los partícipes si el fondo es de reparto en su parte proporcional. También pueden quedarse dentro del fondo, para aumentar así el valor del patrimonio y, por lo tanto, el valor de las participaciones de cada uno de los fondistas también aumenta (cuando el fondo es de acumulación).
El patrimonio del fondo (y consecuentemente el valor liquidativo de las participaciones del inversor), varía en función del valor de mercado que tienen los activos financieros que componen su cartera.
Así pues, al estar invertido en un fondo de inversión se está expuesto a los mercados financieros. No obstante, el riesgo que esto supone puede variar en función de la estrategia de inversión que el gestor lleve a cabo (la cual es conocida antes de invertir en el fondo).
Por ejemplo, para perfiles de riesgo más conservadores, puede optarse por los fondos de inversión de renta fija.
En síntesis, los fondos de inversión no ofrecen una rentabilidad fija, pudiendo ser incluso negativa. No obstante, existen los fondos de inversión garantizados.
Cabe destacar que los fondos de inversión están cubiertos por el Fondo de Garantía de Inversiones. Una institución análoga al Fondo de Garantía de Depósitos, cuya misión es garantizar que el inversor recibirá su dinero en caso de producirse un concurso de acreedores (con los mismos máximos que el Fondos de Garantía de Depósitos).
Cuando una persona desea participar en un fondo tan sólo debe ponerse en contacto con la sociedad gestora o la entidad encargada de distribuirlo y comprar participaciones en el mismo. La misma sencilla gestión deberá hacerse para vender las participaciones y reembolsar el dinero.
La liquidez de los fondos de inversión es total. Además, la propia sociedad gestora del fondo garantiza el poder suscribir y reembolsar participaciones en el fondo cuando se desee y en la cantidad que se desee. La liquidación suele producirse a los pocos días (el tiempo necesario para llevar a cabo los trámites).
Existen unas cuestiones básicas a la hora de valorar a los productos financieros. La primera de ellas es que rentabilidad y riesgo son dos conceptos que están directamente relacionados (a mayor riesgo, mayor rentabilidad; y viceversa).
La segunda de ellas está relacionada con la exposición a los mercados financieros. Si un producto no se encuentra cotizando, no se tiene el riesgo de fluctuación (el llamado “riesgo de mercado”), pero tampoco gozará de liquidez suficiente (que también supone un también supone un riesgo).
Los fondos de inversión están expuestos al riesgo de mercado, pero su rentabilidad tiene potencial para ser mayor y tienen una absoluta liquidez.
Una de las mayores ventajas de los fondos de inversión la encontramos en la fiscalidad que presentan.
Estos productos no tributan mientras el dinero se tiene invertido. Sólo se deberá rendir cuentas con Hacienda en el momento de la venta de las participaciones. De esta manera, cuando el fondo es de acumulación, nuestro capital puede aumentar sin tener que sufrir las consecuencias fiscales.
Sin embargo, si se decide traspasar el capital de un fondo a otro no está considerado como una venta y no tiene consecuencias fiscales. El ahorrador tiene total flexibilidad para ajustar sus inversiones en función del riesgo que esté dispuesto a asumir y de las condiciones de mercado.
Si quieres saber más sobre las ventajas fiscales de los fondos de inversión, te recomendamos que leas el siguiente artículo Fiscalidad de los fondos de inversión: Ventajas para los ahorradores.
En vista de lo expuesto en los puntos anteriores, estamos en disposición de entender las diferencias existentes entre los depósitos y los fondos:
Como podemos observar, si enfrentamos fondos vs depósitos, deducimos que los fondos de inversión pueden ser gestionados con total flexibilidad para mitigar el riesgo que presentan (la variabilidad en sus rendimientos). Mientras tanto, el riesgo de los depósitos (baja rentabilidad e inflación) siempre está presente y no puede ser abordado.
En realidad, como se ha comentado al comienzo de este artículo, se trata de productos completamente diferentes y el hecho de escoger entre uno u otro dependerá en gran medida de las necesidades, objetivos y talante del inversor.
Pese a que los fondos de inversión son productos en los que el riesgo de mercado está presente, sí que es cierto que presentan una serie de ventajas con respecto a los depósitos bancarios.
La sencillez y la (relativa) seguridad suelen ser los puntos fuertes para decantarse por un depósito bancario. Además, es posible encontrar este tipo de productos a distintos vencimientos (3 meses, un año, cinco años, etc.).
De esta forma, los depósitos bancarios pueden ser aptos para las inversiones a corto plazo. De esta forma, el riesgo de liquidez se reduce de forma considerable.
A pesar de que existen fondos de inversión aptos para depositar el dinero transitoriamente, mientras se encuentran oportunidades de inversión (como podrían ser los fondos monetarios), en términos generales, los fondos están diseñados para inversiones a medio y largo plazo.
En plazos superiores, como norma general, los fondos de inversión desatan todo su potencial (es posible ver el horizonte de inversión recomendado en el documento de datos fundamentales de cada fondo).