Quizá te ha tocado la lotería, o se trate de una herencia, o simplemente has estado ahorrando. Sea como fuere, el caso es que tienes 1 millón de euros en la cuenta bancaria y no sabes cómo gestionar esa cantidad de dinero. No pasa nada, esto es como todo en la vida: lo más útil es no cometer errores.
Por lo tanto, en primera instancia, veremos a qué problemas te enfrentarás y cuál es la mejor manera de solventarlos.
Como segunda parte de este artículo, aprenderemos a diseñar una estrategia para invertir 1 millón de euros. Tal y como si fueses un almirante al mando de una flota que debe dirigir.
Para concluir, acabaremos repasando algunos de los mejores productos en los que puedes invertir, a modo de ejemplo.
Así que, si estás preparado para comenzar a obtener rendimientos por tu dinero, estos párrafos te serán de utilidad.
Quizá se piense que tener 1 millón de euros puede ser la solución a todos los problemas económicos. Sin embargo, ese dinero debe ser bien administrado, o de lo contrario crearemos un cisma en nuestras finanzas.
Han existido muchos casos de personas que han terminado en la más absoluta ruina por verse un día con una gran cantidad de dinero que no han sabido gestionar. Para evitar esto, daremos unas directrices generales de qué hacer y dónde podemos invertir 1 millón de euros.
El primer problema que se nos enfrenta es saber determinar qué nivel de riesgo podemos asumir. Sin embargo, este aspecto es uno de los que deberíamos tener más claros: tenemos suficiente capital, no es necesario asumir mucho riesgo para obtener unos buenos resultados en términos absolutos.
En otras palabras, una pequeña rentabilidad, con tanto capital, nos dará un buen beneficio absoluto. Por este motivo, se recomienda una actitud conservadora. Aun así, somos conscientes de que esta cuestión es muy subjetiva.
Existen tres variables en toda inversión: tiempo, rentabilidad (con el riesgo asociado) y capital inicial. En este caso deberíamos hacer valer nuestra mejor carta, el capital inicial. Por lo tanto, y debido que el tiempo también es una variable subjetiva, deberemos buscar una rentabilidad adecuada (con su consiguiente bajo riesgo). Precisamente el capital inicial es nuestra mejor arma, aprovechémosla bien.
Por otra parte, ¿se han parado a pensar qué comisiones habrá que pagar si decidimos rotar la cartera con ese nivel de capital?, ¿y los impuestos?, ¿cómo podemos diversificar adecuadamente sin perder el control de la cartera?
Estos factores no se suelen tener en cuenta y lo cierto es que cobran una importancia de primer orden cuando manejamos tales cifras dinerarias.
Peter Lynch, uno de los mejores gestores de fondos que existen (gestor del Fidelity Magellan), lo explica muy bien atribuyendo esto a la ley del esfuerzo:
"Cuanto más pesado es un objeto, más esfuerzo se necesita para moverlo."
Con las inversiones funciona igual, no es tan fácil maniobrar con un gran capital sin tener problemas de encontrar activos con suficiente liquidez. Sin perder de vista las comisiones y la fiscalidad, que pueden convertirse en una termita.
Si, por ejemplo, tuviésemos que acceder a comprar (o vender) un lote de acciones (lógicamente, nos referimos a un gran lote, porque simplemente destinando un 5% del capital, hablaríamos de 50.000 euros), ¿podríamos encontrar contrapartida, o se nos iría de precio con el deslizamiento de las órdenes? Sin lugar a dudas, necesitamos activos con una alta liquidez, porque manejamos inversiones grandes.
Nuestra respuesta está en los fondos de inversión. ¿Por qué?:
Al final, todo esto nos repercute en una mayor agilidad (por la liquidez y la posibilidad de ajustar cartera sin costes), seguridad (por la diversificación) y, en definitiva: rentabilidad y tranquilidad.
Existe un símil muy ilustrativo. Pensemos en las corbetas (los buques de guerra). ¿Cómo y por qué surgieron las corbetas? En realidad, era un antiguo barco de escolta que dejó de utilizarse.
Durante la Primera Guerra Mundial reaparecieron las corbetas modernas para luchar contra los submarinos alemanes, por no poder asumir el alto coste que suponía la fabricación de destructores. Las corbetas eran buques mucho más ligeros (unas 1.000 o 2.000 toneladas) y maniobrables. Muy marineros.
Armadas hasta los dientes, con sistema de timón más efectivo, más ligeras y rápidas, necesitaban de menor tripulación y menos consumo de combustible; por consiguiente, una escuadrilla resultaba económica y letal.
Tuvieron un gran éxito, tanto que en la Segunda Guerra Mundial se construyeron muchas más y nació una nueva generación de corbetas.
Imaginemos que 1 millón de euros, a la hora de invertir, representa un buque de gran tonelaje; como un destructor o un acorazado. Pesado y lento. El hacerlo navegar es caro y sus maniobras son poco eficaces.
Nuestro objetivo es tomar un punto de vista diferente y en lugar de salir a la batalla con un acorazado, lo hagamos con una escuadrilla de corbetas. Con menores costes y mayor agilidad. Sin renunciar a nada.
Nuestro trabajo como almirantes de la flota es diseñar la estrategia, disponer el orden de batalla y dejar a los comandantes de cada buque (cada gestor de fondos) desarrollar su cometido.
Una escuadrilla de corbetas puede girar alrededor de un acorazado como si fuesen tiburones sin ser torpedeadas, hasta llegar abordarlo. Tenemos rapidez, flexibilidad, control y resultará menos costoso en términos de comisiones y fiscalidad.
Sin más, procedemos al diseño y ejecución de nuestra estrategia, como almirantes, para invertir 1 millón de euros.
Se ha explicado al principio que la estrategia debe tomar un cariz defensivo. Tenemos una gran cantidad de capital y con una rentabilidad moderada podremos obtener buenos resultados en líneas absolutas. ¿Significa esto que debemos ser conformistas y dejar toda nuestra inversión en renta fija? En absoluto, pero la renta fija debe ocupar un alto porcentaje de nuestra cartera global.
Si utilizamos un porcentaje como línea de vanguardia podremos ganar rentabilidad. Asegurándonos de este modo que el grueso de la flota se encuentra en un orden de batalla defensivo, protegido del fuego enemigo.
Debemos construir una cartera con tintes conservadores, pero inconformista. Cada inversor puede tener unos objetivos distintos. Ofreceremos uno que, según consideramos, puede ser de los mejores.
El enfoque que le damos a esta estrategia es: Obtener una rentabilidad que nos permita vivir de forma cómoda y a su vez ir acumulando un poco más de capital cada año.
Este es nuestro objetivo, lógicamente, debe ser realista y tampoco podremos exigir cifras irreales. Un sueldo cómodo y algo para ir acumulando capital (para que cada vez el capital sea mayor y, por lo tanto, el sueldo también sea mayor).
Para ello, decidimos disponer el orden de batalla de la siguiente forma:
El orden de batalla puede rotar conforme se encuentre la mar o sople el viento. Tenemos la flexibilidad necesaria para ello. Nuestros buques son ligeros y maniobrables.
Una vez diseñada la estrategia, tan sólo nos queda ejecutarla, encontrar los buques (fondos de inversión) adecuados para nuestro propósito. Podremos escoger dos o tres fondos para cada sección del orden de batalla.
La máxima ahora es no perder el control de la flota y poder redistribuir nuestro orden de batalla, o sustituir cualquier buque que no esté en condiciones de combatir, con rapidez cada vez que las condiciones lo exijan.
Entre los fondos monetarios, podremos escoger los siguientes:
Para los fondos de renta fija que estarán en nuestras posiciones cubiertas batalla podemos escoger:
Para establecer una mayor rentabilidad, sin perder de vista nuestra estrategia conservadora, pasamos a los fondos mixtos defensivos:
Estos buques nos deben proporcionar un plus de rentabilidad, sin perder de vista nuestra estrategia defensiva. Unas buenas opciones de fondos de estas características pueden ser:
Cubrimos los flancos con dos fondos que pueden servir de estrategia alternativa. Paralela; como punto de apoyo y diversificación:
A lo largo de estas líneas hemos tratado una estrategia para invertir 1 millón de euros. No significa que la estrategia planteada deba ser apta para todo tipo de inversor. Todo dependerá de sus objetivos, su perfil de riesgo, el horizonte temporal y demás factores adicionales que nos definen como inversores. Un robo advisor puede ser útil para determinar estos factores.
Simplemente se pretendía ofrecer una estrategia en términos genéricos, así como la base práctica para su diseño y ejecución. Utilizando el símil de una escuadrilla de corbetas en una batalla naval para una mejor compresión.
El inversor, debe tener presente a los problemas que se enfrenta en cuanto a los ajustes de cartera, liquidez, riesgo, fiscalidad y rentabilidad. Hemos tratado de informar que los fondos de inversión son una buena alternativa para solucionar estos contratiempos de la inversión.
A pesar de que no se tenga disponible para invertir 1 millón de euros, la base y las indicaciones de este artículo son perfectamente válidas.