La gestión activa y la gestión pasiva de fondos es una de las principales divisiones de la teoría de gestión de carteras, por consiguiente, también de los tipos de fondos de inversión. Comprenden estilos diferentes, cada uno de ellos con sus defensores y detractores.
En este artículo mostramos las diferencias y ventajas entre la gestión pasiva y gestión activa de fondos de inversion.
Los fondos de inversión, generalmente, toman a un índice como referencia. Es decir, los gestores de los fondos tratan de conseguir la máxima rentabilidad en comparación a un mercado que se selecciona en base a la estrategia a ejecutar.
Por supuesto, también existen fondos de inversión que tratan de descorrelacionarse del mercado y no toman ninguna referencia. Un ejemplo de ellos son los fondos de retorno absoluto.
Por ejemplo, un fondo de inversión de renta variable europea puede tener como referencia al índice Euro Stoxx 50. También existen índices de referencia para mercados de renta fija.
Dicho esto, existen dos filosofías de inversión, que son aplicables a la gestión de fondos.
La primera de ellas está relacionada con la gestión pasiva y defiende la siguiente tesis: el mercado por sí mismo es eficiente. Es difícil batirlo porque en él ya se refleja toda la información relevante. Se debería fluir con el mercado y obtener su misma rentabilidad, no intentar superarlo, porque no es posible conseguir resultados extraordinarios.
Así pues, la gestión pasiva defiende el no seguir otra estrategia que no sea la de reproducir el mercado, representado por su índice de referencia.
Por otra parte, hay defensores de otra teoría, relacionada con la aleatoriedad de los mercados y su ineficiencia. Este tipo de gestores defienden que sí es posible batir al mercado mediante una selección adecuada de valores, llevando a cabo una “gestión activa” de la cartera.
En cuanto a los fondos de inversión que no toman un índice de referencia mencionados anteriormente, también pueden considerarse de gestión activa, puesto que llevan a cabo una selección y asignación de activos y no tratan de reproducir a un mercado concreto.
Veamos mejor la diferencia entre la gestión activa y gestión pasiva a través de un ejemplo.
Como se ha mencionado anteriormente, la gestión pasiva únicamente se basa en tomar a un índice de referencia, observar los valores que lo componen (así como su proporción o peso correspondiente) y reproducirlo en una cartera.
De este modo, se siguen los movimientos del mercado. Los fondos de inversión que siguen esta estrategia también son llamados “fondos indexados”.
Una de las sociedades gestoras líderes en este tipo de fondos es Vanguard. Además, se trata de la segunda mayor entidad por patrimonio gestionado (compitiendo con BlackRock por el puesto número uno).
De hecho, Vanguard fue fundada por John Bogle, el inversor que dio a luz el primer fondo indexado, lo cual supuso una revolución en la industria de gestión de activos (en breve explicamos el porqué).
Por ello, tomamos como ejemplo de fondos de gestión pasiva al Vanguard U.S. 500 Stock Index Fund EUR Acc. Un fondo con una calificación de 4 estrellas en el rating Morningstar.
Al tratarse de un fondo indexado, su objetivo es sencillo: seguir la evolución del índice Standard & Poor’s 500 a través de una réplica de su composición. Es decir, invierte en todos los valores que componen este índice y en su misma proporción.
Este fondo ha obtenido una rentabilidad anualizada en los últimos 5 años del 15,58%. Como podemos comprobar, su evolución es prácticamente idéntica que el índice S&P 500 Total Return (con los dividendos repartidos incluidos).
(Fuente: Morningstar)
Mientras tanto, la gestión activa puede tomar un mercado como referencia, pero trata de superar su rentabilidad a través de incluir, desechar, sobreponderar o infraponderar los activos.
Por ejemplo, observamos un fondo de inversión de la misma categoría que el anterior (renta variable de Estados Unidos y empresas de gran capitalización bursátil) y que tome como referencia al S&P 500: el Morgan Stanley US Advantage Fund Z (con una calificación de 5 estrellas en el rating Morningstar).
La estrategia que lleva a cabo el gestor se basa en invertir en empresas de alta calidad, con una fuerte imagen de marca y ventajas competitivas. Del mismo modo, deben presentar una sólida rentabilidad, tanto en el flujo de caja como sobre el capital invertido.
Comprobamos que, en este caso, su rentabilidad anualizada a 5 años asciende al 23,81%. También se puede observar en su evolución como ha sido capaz de superar al índice S&P 500 Total Return, obteniendo un crecimiento muy superior tras la crisis de los mercados sufrida en 2020 debido a la pandemia del coronavirus.
(Fuente: Morningstar)
Una vez vistos estos dos ejemplos, estamos en disposición de obtener conclusiones y exponer las ventajas y desventajas de cada estilo de gestión.
A priori, la mayor diferencia entre gestión activa y gestión pasiva, son los costes que exige cada una de ellas. Comenzando por los honorarios del gestor.
No es difícil concluir que el trabajo del gestor tiene una menor importancia en los fondos de gestión pasiva. Únicamente realizando una serie de ajustes periódicos (también llamados rebalanceos) puede mantenerse el fondo.
Así pues, una menor retribución del gestor se traduce en menores comisiones para el partícipe.
Si a esto le sumamos unos costes propios de la gestión mínimos (los gastos de compraventa de valores son mínimos), deducimos que este tipo de fondos son más económicos para el inversor.
Precisamente, cuando Bogle lanzó al mercado su primer fondo indexado, supuso un hito debido a que fue capaz de bajar sustancialmente las comisiones de los fondos de inversión. Por ello fue un producto innovador.
Por otra parte, este tipo de fondos de inversión no tiene complejidad alguna en su estrategia y son fáciles tanto de entender como de seguir.
Como se ha comprobado en el ejemplo anterior, los fondos de gestión activa tienen capacidad para obtener mayores rendimientos. No se ciñen únicamente a lo que pueda dar de sí el mercado (representado por un índice concreto).
No obstante, también es cierto que no todos los fondos de gestión activa logran el objetivo de batir a su índice de referencia.
Dicho de otro modo, presentan mayores oportunidades, pero también tienen el riesgo de no conseguir los objetivos e incluso obtener una rentabilidad deficiente.
En este caso, el partícipe del fondo debe entender la estrategia que lleva a cabo el gestor, determinar si es adecuada para su perfil y encaja con sus preferencias.
Por otra parte, los costes, en forma de comisiones son mayores en la gestión activa y supone una merma en la rentabilidad.
Los fondos de gestión activa requieren una atención constante, un trabajo de análisis y una estrategia más profunda. En muchos de estos fondos, si se sustituye al gestor, el funcionamiento del fondo puede verse alterado (existen fondos de autor, en los que el talento del gestor es el protagonista).
Sin embargo, cuando la rentabilidad obtenida por el gestor supera a los índices de referencia, la gestión activa supone una buena opción. Dicho de otro modo, cuando el trabajo del gestor consigue un rendimiento extra a la opción indexada, sus honorarios están justificados y la relación coste/beneficio se inclina a favor del partícipe.
Por ello, es conveniente poner en contraste la evolución histórica de la cesta global de fondos con el comportamiento del índice de referencia.
El caso de Fondos.com, es el ejemplo más claro. Revisando las rentabilidades históricas de las carteras compuestas para los diferentes perfiles de riesgo vemos que estas superan a sus correspondientes benchmarks. Puedes comprobar esta información haciendo clic en el siguiente enlace.
(Ejemplo Cartera Moderada. Fuente: Fondos.com)
En cuanto a la diversificación, con los fondos de gestión pasiva se adquiere una cesta completa de todos los valores que componen un índice. No obstante, con la gestión activa también se puede obtener un grado de diversificación satisfactorio (tanto a nivel geográfico, sectorial, naturaleza de los activos, etc.).
Dado que estos productos son diversificados por naturaleza, no podemos hablar de diferencias sustanciales entre la gestión activa y gestión pasiva en cuanto a este factor. Al igual sucede con la liquidez para los partícipes y otras características y ventajas de los fondos de inversión.