Todos conocemos la sensación al ver cómo nuestros gastos se descontrolan. A menudo, no nos damos cuenta de cuánto estamos gastando en las "pequeñas cosas" como los viajes, el menú diario en el restaurante, las suscripciones a servicios de TV, etcétera.
Si bien las cosas importantes como el alquiler, los pagos del automóvil y el seguro a menudo tienen el mayor peso en nuestros gastos, crear un presupuesto integral es una de las cosas más importantes que puedes hacer para administrar tus finanzas de manera responsable. Dicho esto, hay muchas formas de hacerlo.
¿Cuál sería un presupuesto adecuado para tus finanzas domésticas o familiares? Hay un enfoque o regla conocida como el “presupuesto 50/30/20” basado en porcentajes y diseñado para facilitar la asignación de ciertos porcentajes de los ingresos a "cubos", lo que puede ayudar a obtener más control sobre los gastos y, en última instancia, alcanzar los objetivos financieros marcados.
Tres categorías principales de gastos
Con el presupuesto 50/30/20, se asignan todos los ingresos familiares a una de las tres categorías principales de gastos:
- Necesidades: el enfoque del 50/30/20 dicta que se debe dedicar el 50 por ciento de sus ingresos a esta categoría. Las necesidades son cosas como un alquiler, suministros, alimentos, ropa, seguros y transporte.
- Deseos: les dedicamos el 30 por ciento de los ingresos. Los deseos son cosas como entretenimiento, salir a comer, vacaciones, recreación y pasatiempos, y artículos no esenciales como televisores de pantalla grande, equipos de sonido y sistemas de sonido, electrónica, etcétera.
- Ahorros: el 20 por ciento restante de los ingresos van a ahorros. Esto incluye ahorros para cumplir objetivos a corto y largo plazo. También puede incluir el pago de deudas que no sean una hipoteca sobre la vivienda, que debe considerarse parte de "necesidades".
Si bien estas categorías de gastos pueden parecer bastante simples, hay algunos gastos que pueden moverse de una categoría a otra. La ropa es un buen ejemplo: todos la necesitamos, pero hay diferencias entre comprar ropa básica o ir a despilfarrar con prendas que ya se tienen o en marcas de alta gama. La primera es una necesidad, la segunda un deseo. Los coches son otro ejemplo: los tipos, categorías y marcas de vehículos podrían definir si son una necesidad básica o bien son un lujo y, por ende, un deseo.
No hay que obsesionarse: se toma una decisión respecto a qué categoría se ajusta mejor cada gasto, y se sigue adelante. Siempre se puede modificar a posteriori.
Los cubos del ahorro
Una de las mayores ventajas de usar un presupuesto basado en porcentajes como el presupuesto 50/30/20 es que te obliga a dedicar un porcentaje fijo de tus ingresos a los ahorros. Otros sistemas presupuestarios pueden tender a simplemente "ahorrar" lo que quede (después de satisfacer todas las necesidades y deseos).
Con el método 50/30/20, los ahorros se deben dividir en dos categorías distintas: ahorros a corto plazo y ahorros a largo plazo. Los ahorros a corto plazo pueden incluir un fondo de emergencia, un gasto médico, una factura inesperada. Para este fondo, entre tres y seis meses de gastos es una buena regla general, y representa un buen objetivo a corto plazo.
Por el contrario, ahorrar para la jubilación o la educación universitaria de tus hijos generalmente se considera una meta de ahorro e inversión a largo plazo. Aquí hay muchos caminos, desde depósitos a fondos de pensión y también fondos de inversión. La cantidad depende de los objetivos de cada persona.
Si no es posible dedicar el 20% de los ingresos a ahorros, no hay problema: se puede adoptar una fórmula similar para el presupuesto, por ejemplo 60/30/10, y cambiar gradualmente.
La ayuda de Fondos en el ahorro y la planificación de inversiones
Fondos proporciona herramientas online que parten de una premisa similar a la del presupuesto 50/30/20 para disponer de una visión integral de las finanzas generales de tu hogar en una ubicación central, que es el primer paso para crear cualquier tipo de presupuesto que permita invertir y rentabilizar al máximo dichos ahorros.
Es posible vincular gastos e ingresos para asignarlos, llevar a cabo ajustes y crear categorías para inversión, lo que permite priorizar de acuerdo a los objetivos a corto o largo plazo. En un momento donde la planificación financiera es clave ante la incertidumbre generalizada, herramientas como ésta son de gran ayuda para tener el control.