La directiva MiFID II, de origen europeo versa sobre estandarización de regulaciones y rigurosos mecanismos de transparencia pre y post mercado, llega para quedarse desde enero de 2018.
Con la directiva MIFID II llega la hora que muchos se lleven las manos a la cabeza cuando averigüen lo que llevan acumulado en gastos de su fondo de inversión, si es que su entidad o gestor deciden compartir esa información con ellos.
Si le preguntamos a cualquiera que tenga una vivienda en propiedad cuánto le está costando su casa, seguro es capaz de decir más o menos el importe en euros de la cuota de su hipoteca, lo que ha pagado hasta ahora y los años que le quedan por pagar.
Esto no suele ser así para clientes de fondos de inversión, en especial si incluimos el porcentaje de la comisión de gestión o la de depósito, pues la mayoría no podrá contestar.
Y lo cierto es que no es fácil saberlo.
Cómo determinar el coste de un fondo de inversión correctamente
Lo normal a la hora de calcular es multiplicar las aportaciones totales por el coste del fondo (un porcentaje). Pero, evidentemente, ese no es el resultado correcto, ni aproximado.
Hay que tener en cuenta que el coste se paga sobre el patrimonio total acumulado y que, por lo tanto, dependerá del comportamiento del fondo a lo largo de los años. Si, tal como recomendamos en Fondos.com, se entró en ese fondo con un objetivo a largo plazo, tal vez pasarán años o décadas, y hay que tenerlas en cuenta.
El meollo de la cuestión radica en que es importantísimo expresar el coste de un fondo de inversión en euros y no en porcentaje.
¿Por qué?
Porque de lo contrario, el inversor puede caer en la confusión.
Pongamos un ejemplo: un fondo que durante los últimos diez años ha ofrecido una rentabilidad positiva del 50%, y que se expresa en un coste del 2%, y otro fondo que durante los últimos diez años ha perdido un acumulado del 25%, y tiene el mismo coste expresado del 2%. A estas alturas del artículo no será ninguna sorpresa que ambos fondos tengan unos costes parecidos al cabo de esos diez años. Las comisiones las carga el diablo y no perdonan.
La primera conclusión es que, como hacemos en Fondos.com, es mucho mejor y más transparente para el inversor presentar los costes en euros y no en un porcentaje, máxime cuando hablamos de inversiones a largo plazo donde se acaba perdiendo la pista de las comisiones.
El hecho de que tanto la comisión de gestión como la de depósito sean costes incorporados en el valor liquidativo hace que sean “invisibles” para el partícipe, o que este no se dé cuenta del coste acumulado que pueden representar, no ya en términos relativos sino en términos absolutos.
Y no hablemos ya de las comisiones en sí, o de su cuantía, porque eso es otra historia: quedémonos con la segunda conclusión de que un fondo tradicional, que invierte en mercados financieros, tiene unos gastos para el partícipe de entre el 2% y el 3 anual, mientras que productos de inversión pasiva que replican índices, como los que trae Fondos.com al mercado español, se sitúan en un rango de comisiones entre uno y dos puntos por debajo de esos valores.
Aunque en Estados Unidos un tercio del dinero invertido en fondos ha optado por la gestión pasiva, en España este tipo de estrategias apenas llega al 1%.
La predominancia de los bancos a la hora de canalizar la inversión a través de fondos ha hecho que se haya apostado sistemáticamente por la gestión activa, puesto que genera mayores comisiones (especialmente para las divisiones comerciales).