Fondos ETF: ¿Qué es y cómo pueden ayudarte a mejorar tus ahorros?

¿Te imaginas invertir en un índice completo (tanto de renta fija como de renta variable) con la compra de una sola participación que represente todos los valores que lo componen?

Los ETF lo hacen posible.

Estos productos son fondos e inversión cuyas participaciones cotizan en un mercado bursátil.

Puedes comprarlas o venderlas como si fuesen acciones ordinarias. En breve expondremos con más detalle qué son los ETF.

No obstante, lo verdaderamente significativo es responder a la pregunta:

¿Cómo pueden ayudarte los ETF a mejorar tus ahorros? 

La respuesta viene de la mano de su naturaleza y sus ventajas.

¿Qué son los ETF?

ETF son las siglas de Exchange Traded Funds (fondos de inversión cotizados).

Como podemos deducir por su nombre, se trata de un tipo de fondos de inversión. Por consiguiente, para explicar bien qué son los ETF, debemos partir del funcionamiento de los fondos de inversión corrientes.

Funcionamiento básico de los fondos de inversión

Un fondo de inversión es un tipo de Institución de Inversión Colectiva (IIC). Es decir, un patrimonio colectivo. Las inversiones se realizan de forma conjunta, a través de un equipo gestor profesional y bajo una filosofía determinada, recogida en el reglamento del fondo y conocida por cada uno de los inversores que componen el patrimonio.

Lo que diferencia a los fondos de inversión de otras IIC es que no tienen una forma jurídica determinada.

Para poder funcionar de forma conjunta, el fondo de inversión o, mejor dicho, su patrimonio, está dividido en participaciones. Cada inversor adquiere participaciones aportando capital al fondo. En otras palabras, invertir en un fondo supone la compra de participaciones.

Es lo que se conoce como “suscripción”. El proceso inverso sería la venta de participaciones, al cual se le llama “reembolso”.

Las participaciones se suscriben y se reembolsan directamente con la sociedad gestora del fondo (encargada de su administración), siendo nuestra contrapartida y garantizando siempre la liquidez (para que nos entendamos: podemos realizar todas las suscripciones y reembolsos que precisemos en cualquier momento).

Esta sociedad emite nuevas participaciones cuando es necesario y retira aquellas que no son útiles.

Cada participación tiene un precio determinado, denominado valor liquidativo, y fluctúa día a día según el valor de mercado que tenga el patrimonio total del fondo. A su vez, el valor del patrimonio depende de cómo evolucionen las inversiones que el equipo gestor ha realizado.

Por lo tanto, concluimos que el precio de cada participación (el valor liquidativo) se obtiene de dividir el valor del patrimonio total del fondo en un día determinado entre el número de participaciones que hay en circulación ese día.

La rentabilidad de la inversión se obtiene por la diferencia entre el precio de suscripción y el posterior precio de reembolso.

La diferencia con los ETF

Y en este punto entramos de lleno en lo que diferencia un ETF de un fondo de inversión ordinario: Las participaciones de un ETF cotizan en un mercado organizado, tal y como si fuesen acciones de cualquier empresa que cotizase en Bolsa.

Su compraventa no se negocia directamente con la sociedad gestora, sino en un mercado bursátil.

El valor liquidativo (precio de compraventa) de las participaciones se determina por la cotización de las mismas en el mercado. Como podemos observar, invertir en un ETF es una combinación entre suscribir participaciones de un fondo de inversión y la compra de acciones directamente en el mercado.

Por este motivo son llamados Fondos de Inversión Cotizados (ETF por sus siglas en inglés).

Hay un aspecto más, además muy importante: Dada su naturaleza, para que las participaciones cotizadas en el mercado no sean inestables en cuanto a su precio, este tipo de fondos suelen ser de gestión pasiva. Es decir, tienen una política de inversión consistente en imitar la composición de un índice de mercado (puede ser de renta fija, de renta variable, de materias primas, sectorial, etc.).

En caso de querer realizar una gestión activa, rotando frecuentemente la composición de cartera, sus participaciones adquirirían un valor distinto en el mercado con mucha facilidad y rapidez. Esto los convertiría en volátiles e inestables.

Así pues, un ETF es un fondo de inversión de gestión pasiva, el cual fluye con un mercado concreto, puesto que trata de replicarlo (realizando una composición del índice que lo representa).

Podemos invertir en todo el mercado al completo con la compra de participaciones en una Bolsa de Valores.  Es como comprar acciones que representan, no sólo una empresa, sino todo un mercado.

New call-to-action

¿Cuáles son las ventajas de los ETF?

Los fondos de inversión (tradicionales), por sí mismos proporcionan a los inversores particulares la posibilidad de adquirir una cesta de valores (de renta fija, renta variable o mixta) bien diversificada simplemente con la suscripción de al menos una participación.

La sencillez operativa es indudable: tan sólo precisamos contactar con la sociedad gestora o la entidad comercializadora y manifestar nuestra intención de suscribir participaciones.

No obstante, el valor liquidativo de las participaciones se calcula diariamente (al final de la sesión bursátil), por lo que se nos aplicará el valor liquidativo calculado al final de la jornada bursátil; o incluso el del día siguiente.

El invertir en ETF resulta igual de fácil, sólo debemos tener una cuenta de valores con un bróker y comprar participaciones como si fuesen acciones de Bolsa.

El funcionamiento es exactamente el mismo que una compraventa de valores. La diferencia entre ambos tipos fondos estriba en que el precio se calcula a tiempo real, no al final del día. Podemos comprar y vender participaciones a precio de mercado en cualquier momento de la sesión.

También podemos dejar una orden limitada (aquella que se ejecutará a un precio predeterminado, si se alcanza).

Esta ventaja de valoración de las participaciones en tiempo real ofrece al inversor la posibilidad de operar de una forma más activa, procura una mayor agilidad a la hora de comprar y vender participaciones, sin contar con que el precio de las participaciones se conoce en todo momento.

Por lo demás, las ventajas que tienen los ETF son similares a las que puede ofrecernos cualquier fondo de inversión de gestión pasiva:

  • Gestión profesionalizada: Aprovechando la experiencia y conocimientos para invertir de una forma más eficiente. El gestor de ETF se encarga de componer la cartera en perfecta armonía para replicar el índice de referencia.
  • Seguridad: Debido a la supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
  • Posibilidad de invertir pequeñas cantidades: No es necesario tener un gran capital ahorrado para invertir, ni en fondos de inversión ni en un ETF, con la suscripción de una participación es suficiente. Esto permite realizar pequeñas suscripciones periódicas, aspecto importante de cara a evitar riesgos mercado (se elimina el riesgo de comprar todo a un precio y que, de repente, el mercado descienda).
  • Liquidez: Un fondo de inversión garantiza que cada vez que necesitemos suscribir o reembolsar participaciones, la sociedad gestora nos ofrecerá contrapartida. Por otra parte, los ETF pueden ser comprados o vendidos en cualquier momento durante la jornada bursátil. Los ETF tienen la obligación de contar con una entidad, miembro del mercado, encargada de proporcionar liquidez a sus títulos: No tendremos problemas para la compra y venta de participaciones.
  • Costes reducidos: Aunque no suele ser lo más común, algunos fondos de inversión aplican comisiones por suscripción y por el reembolso de participaciones. En el caso de los ETF, deberemos asumir el coste de intermediación, el canon de Bolsa y la comisión de depósito de las participaciones, igual que en la compraventa de acciones. De todos modos, con un ETF estamos obteniendo una inversión en toda una cesta de valores (un índice completo). Si decidimos invertir en todo el mercado directamente, deberíamos comprar muchas más acciones de diferentes empresas (en la proporción correcta) y tendríamos que pagar unas mayores comisiones. Consecuentemente, podemos deducir que los ETF son productos con unos costes reducidos.

Debemos hacer un inciso en este punto.

Una de las ventajas de la gestión pasiva (que reina en los ETF) es precisamente sus reducidos costes. Este tipo de gestión no exige realizar una constante selección y asignación de activos; por consiguiente, se aminoran e incluso se eliminan determinados costes de gestión (como los costes de análisis, por ejemplo).

Podemos traducir este ahorro directamente a un aumento de rentabilidad para nuestros ahorros.

¿Qué repercusiones tiene esto?

Vamos a poner un ejemplo

Tomemos un fondo tradicional de renta variable: El BBVA Bolsa FI (con una política basada en mantener una correlación mínima con el IBEX 35 de un 75%).

Este fondo presenta unos gastos corrientes anuales declarados de un 2,46%. Si lo contrastamos con un ETF que replica el mismo índice, como podría ser el Lyxor IBEX 35 (DR) UCITS ETF Dist., con un gasto corriente anual de un 0,30%, advertiremos que estamos ante un ahorro en costes de nada menos que un 2,16%.

En este caso se trata de un rendimiento extra superior al objetivo de inflación del Banco Central Europeo. Es decir, si consiguiéramos sólo esta rentabilidad, probablemente batiremos la inflación anual la mayor parte del tiempo que dure nuestra inversión (mientras no se descontrole del objetivo marcado por las autoridades monetarias y se encuentre en niveles considerados “normales”).

Pero eso no es todo, si aplicamos el interés compuesto a un 2,16% año tras año, nos generará un aumento exponencial de nuestros ahorros.

En otras palabras, este 2,16% extraordinario tiene la capacidad de multiplicarse del mismo modo que se multiplican los microorganismos (véase el enlace anterior para comprender la magia del interés compuesto).

Aquí reside la importancia del ahorro en costes a la hora de invertir. Otra de las ventajas que nos ofrecen los ETF frente a los fondos tradicionales.

Diversificación: No podemos olvidar una de las mayores ventajas que nos proporcionan los fondos de inversión en todas sus modalidades, ETF incluidos.

Este tipo de productos elimina el riesgo específico de que algún valor de la cartera pueda darnos problemas.

¿Cómo pueden ayudarte a mejorar tus ahorros?

Lo que de verdad diferencia a los ETF de los fondos tradicionales es la flexibilidad para realizar estrategias más sofisticadas, a través de una compraventa más ágil. Pudiendo sernos muy útiles a la hora de sobreponderar temporalmente algún elemento de nuestra cartera.

Dicho de otro modo, los ETF pueden ayudarnos a mejorar nuestros ahorros si queremos potenciar alguna parte de nuestra cesta global con la suficiente agilidad para entrar y salir de la inversión según se requiera.

De esta forma aprovechar las oportunidades de rentabilidad en algún mercado o sector concreto.

Caso práctico

Por ejemplo, si pensamos que la renta variable europea puede dar mucho de qué hablar en los próximos meses (por una tendencia positiva, porque se esperan buenos resultados empresariales o por cualquier otro motivo), podemos sobreponderar esta parte de nuestra cesta global sin necesidad tener que rotar todo el capital.

Debido a que consideramos que nuestra estrategia es a un plazo mayor y estamos bien posicionados. Además, se trata de una oportunidad puntual y temporal. No tendría mucho sentido ponernos a ajustar toda nuestra inversión global para captar tan sólo esta oportunidad en la renta variable europea.

Sería más razonable comprar algunas participaciones de un ETF que replique el índice Eurostoxx 50. Así, podemos salir de este mercado de un modo ágil, rápido y cómodo cuando la oportunidad se agote.

Siguiendo tal cual con nuestra estrategia inicial.

No tendremos que seleccionar valores ni preocuparnos de si erramos en la asignación, puesto que invertiremos en todo el selectivo europeo (diversificación). Todo ello con unos menores costes y sin necesidad de tener una gran suma para invertir.

Lo mismo podría ser válido para un sector económico concreto, puesto que existen ETF sectoriales.

Por otra parte, los ETF inversos también pueden sernos de utilidad para proteger nuestra cartera. Los ETF inversos son aquellos que permiten operar en sentido contrario al mercado, pudiendo ganar dinero cuando el mercado cae, y sirviendo de este modo de escudo para nuestros ahorros ante una tendencia negativa en cualquier mercado.

¿Merece la pena entonces apostar por los ETF?

En resumen, aprovechar oportunidades y cubrir algún riesgo concreto serían las mejores aplicaciones que les podríamos asignar a un ETF, puesto que, en gran parte, todas sus ventajas son compartidas por los fondos de inversión tradicionales.

Los ETF pueden ayudarte a mejorar tus ahorros utilizándolos como elemento adyacente en tu cesta global de fondos de inversión.

¿Por qué no al revés?

¿Por qué no utilizar los ETF cómo núcleo principal y los fondos tradicionales como “inversión satélite” para conseguir la máxima rentabilidad?

Sencillamente por la razón de que los fondos de inversión tradicionales tienen una mejor fiscalidad que los ETF (revisa aquí la fiscalidad de los ETF).

Por eso estos productos financieros son la mejor solución para estrategias más sólidas y duraderas, mientras que los ETF, como hemos expuesto, son ideales para potenciar la inversión: mejorar tus ahorros.

 

Juan Puente - CEO
Juan Puente - CEO
CEO y Cofundador de Fondos.com

  • No hay sugerencias porque el campo de búsqueda está vacío.

Lo más leído

New Call-to-action
New call-to-action

¿Quieres más consejos sobre fondos de inversión?

Suscríbete y mantente al día sobre las tendencias del sector, las últimos ofertas de inversión y todos los consejos de la mano de expertos.