El mercado y su evolución es una variable objetiva que sirve para medir el comportamiento y el rendimiento de una inversión en un momento dado. Sin embargo, no es la única.
Si nos preguntamos: ¿cómo se han comportado mis inversiones en el mercado?, la respuesta puede ser muy simple, basándose en la evolución del mercado, pero eso no implica que sea la mejor respuesta, porque está dejando fuera otras variables y matices a tener en cuenta.
De lo contrario, se corre el riesgo de quedarse sólo con parte de la historia.
Todo inversor debería prestar su atención, en primer lugar, a tener muy claro el objetivo. No es necesario que lo remarque Bill Gates:
“Cuando se establece un objetivo definido y se busca una medida que impulse el progreso hacia el mismo, se pueden conseguir resultados increíbles”
Aplicado a una inversión, en Fondos.com sabemos que es tan importante ese objetivo como el camino hacia allí, que debe ser medible con precisión. Así, cuando nos pregunten cómo van nuestras inversiones, podremos responder en función de lo que nos hayamos acercado a ese objetivo gracias a las mismas.
En toda inversión que tributa, lo que importa es el rendimiento después de impuestos, la cantidad que uno se lleva a casa. Siendo ése el caso, ¿por qué la percepción del rendimiento siempre está basada exclusivamente en la evolución del mercado, y no se tienen en cuenta esos impuestos?
Los impuestos pueden ser uno de los mayores lastres a los rendimientos compuestos a largo plazo. La buena noticia es que, a diferencia de la inflación o los rendimientos del mercado, los impuestos son relativamente fáciles de mantener bajo control.
Intercambiar dentro y fuera del mercado, particularmente bajo la estrategia de adquirir diferentes productos y jugar un poco con las cartas que hay disponibles, permite que el pago de impuestos no frene el progreso ni afecte el capital.
Entrar y salir estratégicamente, como hemos remarcado en Fondos.com, no es siempre la mejor opción cuando se piensa en los impuestos, demostrándose que una buena resistencia a la volatilidad del mercado (los temidos altibajos contra los que es mejor impermeabilizarse) acaba por dar mejores frutos a largo plazo.
La medida más completa para analizar el rendimiento del mercado es la que tiene en cuenta no sólo la evolución propiamente, sino también el destino de los dividendos, así como la inflación y los impuestos aplicados a aquellos dividendos que se han pagado o se han reinvertido.
En Fondos.com nos gusta la transparencia y que toda la información siempre esté disponible para que no haya sorpresas y para que los inversores ajusten su percepción y sus expectativas a la realidad. Esto es especialmente importante a la hora de medir el progreso hacia un objetivo vital (una jubilación, un inmueble de segunda residencia, etc.), pues ofrece una mirada honesta del rendimiento real de las inversiones.
Por supuesto, no es tarea baladí, y no todos los gestores ni asesores disponen de estas herramientas para calcular estos números. Asimismo son, en muchos casos, personales, porque los impuestos varían por individuo; la inflación hay que buscarla; y el mercado cambia al minuto. Pero es un esfuerzo vital para comprender cómo cualquier inversor está progresando hacia su meta.
Medir los rendimientos a lo largo del tiempo es algo que sorprendería por la abrumadora cantidad de ocasiones en las que no se hace, o bien que se hace pero de la forma incorrecta o incompleta. A la hora de invertir, es la diferencia entre cómo se ha percibido que la inversión ha evolucionado, y cómo ha evolucionado en realidad a lo largo del tiempo. Esta diferencia puede ser tal que haga cambiar de perspectiva y permita evaluar si el capital está en el mejor lugar posible o en las manos más hábiles.