Uno de los orgullos de Fondos es disponer de un abanico de clientes a los cuales armamos con las mejores herramientas de planificación financiera con las que te contamos también las inversiones más rentables para jóvenes.
Desde dueños de negocios, personas mayores que desean centrarse en la planificación de la jubilación o beneficiarios repentinos de riqueza (por ejemplo, herencias, acuerdos de demandas, venta de negocios, etc.), hasta jóvenes, hijos de los primeros u otros con aspiraciones y proyectos propios.
Estos clientes más jóvenes, la mayoría de ellos millennials, a menudo tienen preguntas e inquietudes financieras similares. Están preocupados por las deudas de préstamos estudiantiles, por encontrar un buen trabajo y por crear éxito financiero en el marco de sus proyectos e ideas.
Los jóvenes nos hacen recordar esa época y, también, nos hacen pensar en algunas de las cosas que desearíamos haber sabido, ideas fundamentales y relevantes que pueden cambiar la perspectiva, no sólo de los jóvenes, sino de cualquiera que quiera mejorar sus finanzas y su vida.
Estás jugando desde la zona de confort.
Dejar de preocuparse por fracasar o cometer errores es clave para entender que el momento de aprender es cuando se es joven.
La caída nunca es tan dura. Así, es el momento idóneo para asumir mayores riesgos, porque el tiempo está del lado de los jóvenes: si no funciona, ¿qué se pierde, aparte de tiempo?
Además, estas experiencias acarrean lecciones con capacidad para inspirar el resto de una vida.
La mejor inversión que puedes hacer es en ti mismo.
Esto es especialmente cierto cuando se es joven.
¿Por qué?
Porque el beneficio económico se prolonga durante mucho más tiempo, y no sólo en el campo de la educación, sino en cualquier cosa donde se esté aprendiendo o creciendo personalmente.
A más inversión, mayor valor tiene el activo: la máxima aplica aquí del mismo modo.
La conclusión es que mantener la mente abierta y aprender habilidades antes de necesitarlas trae beneficios a largo plazo.
Como la educación reglada, éste principio es de por vida.
Una de las razones por las cuales las personas afrontan problemas financieros es porque toman decisiones con poca o ninguna base de información, y también especialmente porque no toman ninguna decisión.
La parálisis financiera es real y se da más a menudo de lo que se comenta.
Atención: nadie dijo que invertir, gestionar impuestos o planificar las finanzas personales fuese fácil. De hecho, puede ser un obstáculo insalvable que hace que muchas personas eviten las decisiones financieras porque carecen de confianza, de conocimiento o de autonomía.
El error de ese pensamiento es que la mayoría de las personas creen que necesitan saber mucho más de lo que realmente necesitan saber.
No tienes que ser un experto en economía. Unos conceptos básicos y cuatro principios ya sitúan a cualquier persona por delante de la media.
Cualquier fuente (un libro, un taller, una sesión informativa, un podcast, un vídeo) puede ser buena para establecer ese conocimiento sólido de base y reforzar la confianza en las finanzas personales.
De una forma parecida a invertir en uno mismo, adquirir el hábito de ahorrar e invertir, incluso si se empieza con una cantidad módica al mes, lo importante no es la suma, sino el hábito.
Así, en el futuro, la memoria muscular de ahorrar e invertir estará desarrollada y permitirá, de forma natural, moverse respecto a las finanzas personales como pez en el agua.
La riqueza real, en términos normales, la genera la posesión de activos.
Hay muchas maneras de alcanzar ese punto.
Se pueden crear activos iniciando una empresa, escribiendo una canción, produciendo una película o inventando un producto.
Si se trabaja de forma asalariada, también: sólo hay que desviar parte de esos ingresos para comprar activos de toda índole.
Esos ingresos no son más que el resultado de negociar el tiempo y su valor, así, con un límite de tiempo llega un límite a las ganancias.
Por eso, adquirir el hábito de generar o adquirir esos activos desde momentos muy tempranos permite establecer nuevas rutas de ingresos y beneficios futuros.
En resumidas cuentas, todos estos consejos se pueden resumir en uno que se aleja de trabajar duro, ahorrar, invertir y aprender…
¡Diviértete!
No olvides pasártelo bien en todo este proceso de crecimiento vital y personal.