No es de extrañar que los valores tecnológicos sean una de las jugadas preferidas de los gestores de fondos de inversión.
De hecho, el Polar Capital Global Tecnology Fund (fondo de renta variable del sector de la tecnología global que nos presenta la gestora Fidelity) está ofreciendo una rentabilidad anualizada a tres años de nada menos que un 19,71% (nuestras felicitaciones a Nick Evans, gestor manager).
La tecnología es un sector con un ingrediente innovador que siempre lo hace atractivo.
Pero hay que tener presente que ese mismo factor lo convierte en una inversión muy volátil.
Existen dos premisas que no debemos olvidar a la hora de invertir en empresas tecnológicas:
La tecnología tiene un uso, y dependiendo del uso que se le asigne, así como de la aceptación del mismo por parte de la sociedad y el mercado, la empresa tecnológica tendrá éxito o fracaso.
Esto se puede ver muy claramente en los ejemplos de aplicaciones tecnológicas de gran éxito, como podrían ser la informatización de los hogares y las empresas, la telefonía móvil, las telecomunicaciones vía Internet, el sector de la salud, etc…
Sin embargo, ha habido multitud de productos y aplicaciones tecnológicas que han fracasado.
Existe un alto riesgo en este sentido.
Es importante fijarnos en el ciclo económico a la hora de escoger un sector económico en el que invertir, no todos reaccionan de la misma manera ante una determinada fase.
No obstante, la tecnología es un sector especialmente sensible a los ciclos. Cuando las condiciones económicas son favorables (sobre todo en Estados Unidos) la innovación se ve favorecida y este tipo de empresas se hacen muy atractivas.
Una buena forma de calcular los mejores momentos para comenzar a buscar las mejores empresas tecnológicas es cuando los tipos de interés están subiendo. Esto es síntoma de que la economía goza de buena salud.
La tecnología es un sector de alto crecimiento debido al factor innovación que comentábamos unas líneas más arriba. Una empresa tecnológica que no destine recursos a innovación pronto puede verse obsoleta.
De hecho, existen sectores industriales que otrora fueron considerados tecnológicos.
Esta afirmación pronunciada en el párrafo anterior esconde dos condiciones a tener en cuenta:
Las empresas tecnológicas tienen un potencial de crecimiento enorme, pero también presentan muchos riesgos y debilidades. Por ello es necesario diversificarlas de un modo adecuado.
Hay valores de este sector que se han convertido en instituciones que no puede faltar en las carteras de todo aquel que pretenda realizar inversiones en tecnología. Podríamos considerar a estas empresas como las más estables del sector (eso de estables podríamos dejarlo en “relativamente estables”, mejor dicho, serían “las más sostenibles dentro de un sector inestable por naturaleza”).
Ahora bien, ¿por qué una empresa, tal como podría ser Facebook o Nokia, se convierte en un líder del sector?
La respuesta, una vez más, la tenemos en la innovación constante.
Debido al ritmo que avanzan las tecnologías, una empresa de estas características se ve forzada a ofrecer nuevos productos al mercado continuamente. Véase el caso de Apple, por ejemplo.
Una empresa, bajo estas circunstancias, sólo tiene dos opciones:
Dado que la primera opción puede suponer un problema de tipo financiero (y mucho más debido al riesgo de la no aceptación de un nuevo producto en el mercado), lógicamente, una empresa que se encuentra obligada a innovar optará por autofinanciarse para tener un buen tono físico (permítanme el símil).
Esto nos lleva a la conclusión que gran parte de sus beneficios van destinados a reservas para conseguir este fin; lo cual produce que los dividendos pagados al accionista se resientan.
Así pues, no es de extrañar que el sector tecnológico ofrezca menores dividendos que otras industrias.
Pero, a pesar de que no ofrezcan un dividendo atractivo, muchas de estas empresas son ricas en liquidez, tienen una fuerte capacidad de inversión y controlan unas posiciones de balance fuertes. Por este motivo son consideradas como las más sostenibles del sector.
No obstante, también existen valores tecnológicos capaces de ofrecer mayores rentabilidades por dividendo. Es precisamente lo que vamos a valorar en este artículo. No sólo trataremos las características más interesantes de los grandes valores tecnológicos, también veremos las empresas en las que invertir con grandes dividendos (relativos a este sector).
Apoyadas por una estrategia tangencial (que trataremos posteriormente) y diversificando entre estos tres tipos, tendremos una fórmula perfecta para las inversiones en empresas tecnológicas.
A continuación vamos a analizar cada una de las empresas con dividendos más interesantes.
Tómalo solo como una referencia, ya que como comentábamos anteriormente, la alta volatilidad de este mercado provoca que las condiciones varíen rápidamente.
Tiene una previsión de la rentabilidad anual por dividendo de un 1,51%. Lo que decíamos, no es una gran rentabilidad, pero es una empresa fuerte del sector. No cesa de ofrecer productos al mercado, todos ellos con una gran aceptación.
Su imagen de marca se ha convertido en un símbolo de calidad, por lo que sus productos pueden brindar grandes cifras de ventas. Esto se traduce en un ciclo constante de “innovación, venta, beneficios, dividendos y crecimiento”.
Otra de las grandes empresas de tecnología.
Creemos que hasta sobran las palabras para describirla. Su rentabilidad por dividendo anual prevista alcanza el 1,68%. Está considerada como uno de los valores estrella, aquellos que suman mucho a la cartera.
En términos generales, las acciones de Microsoft tienen un comportamiento similar a su índice de referencia (NASDAQ). Por lo que las condiciones del mercado en general pueden ser un buen indicador para sobreponderar o infraponderar este valor.
Esta empresa desarrolla, fabrica, comercializa e implementa soluciones de software de facturación y atención al cliente para proveedores de comunicaciones (tiene múltiples vías de ingresos).
Las acciones de esta empresa tienen una previsión anual de rentabilidad por dividendo de un 13,45%. El más alto del sector tecnológico. Pero atención, debemos contrastar esta rentabilidad con lo dicho hasta el momento y diversificar en valores con mejor capitalización (como los vistos anteriormente).
He aquí un ejemplo de una empresa tecnológica de gran capitalización, la cual puede ofrecer una rentabilidad anual por dividendo de un 3,20% (según previsiones).
El mercado de telefonía móvil es uno de los más populares y rentables. Esto ya lo hemos comprobado con Apple. Pero este grupo coreano, con filiales en todo el planeta, se centra además en la fabricación y comercialización de componentes electrónicos, así como de material informático.
Otro de los valores del NASDAQ con una buena rentabilidad por dividendo. Nada menos que con una previsión anual de 5,56%.
Se trata de una compañía de canales de tecnología de la información. Distribuye software que previamente ha sido desarrollado por otros. Esto nos indica que no tiene costes de fabricación y, por consiguiente, innovación.
Una vez que hemos tratado unos ejemplos de lo que serían las mejores empresas tecnológicas para invertir con grandes dividendos, y apoyadas por otras empresas del mismo sector más sostenibles (con motivos de una correcta diversificación de la cartera), nos queda por tratar un tema importante que nos dará una buena base para construir una cartera de valores tecnológicos:
Las estrategias tangenciales.
Una inversión tangencial es aquella que se dirige a un foco distinto pero ligado (tangencial) a la propia oportunidad de inversión, y que puede ser beneficiario de la misma.
Pongamos un ejemplo claro, además referido a las inversiones en tecnología:
Supongamos, el sector de la salud, el cual se está viendo beneficiado de los avances tecnológicos (esto es una realidad). Este sector es un gran consumidor de tecnología aplicada, por lo que una mejora en la misma hará que aumente su productividad; tras la productividad las ventas y con las ventas los beneficios, los dividendos y, finalmente, el crecimiento.
Por lo tanto, si detectamos una empresa tecnológica que está desarrollando productos para una industria concreta, una estrategia tangencial pretende invertir, no en tecnología directamente, sino más bien en el destinatario de esa tecnología. Es decir, el sector beneficiario de la misma.
Lo mismo podría hacerse a la inversa. Si detectamos un sector en auge, podríamos poner nuestro foco de atención en empresas tecnológicas que ofrecen productos aplicados a esa determinada industria. Sin duda, estos productos serán demandados y la compañía tecnológica experimentaría un crecimiento.
Esto sería una estrategia de inversión tangencial con empresas tecnológicas.
Combinando en una cartera:
… tendremos una combinación perfecta para abordar este sector.
Esto responde a los buenos resultados que están obteniendo los fondos de inversión de renta variable del sector tecnológico, sumado al buen momento económico que, sin duda, apoya a esta industria.
Gracias a los fondos de inversión, la combinación explicada entre los distintos tipos de valores para invertir en empresas tecnológicas con grandes dividendos, sin exponernos demasiado al riesgo propio de este sector, no es una quimera.
Un gestor profesional (como Nick Evans, del Polar Capital Global Tecnology Fund visto al comienzo de este artículo) lo hace posible.