Como veremos a continuación, el break even o punto de equilibrio (en castellano) de una inversión nos indica a partir de qué momento podremos obtener beneficios. ¿De qué se trata? ¿Cómo se calcula?...
El break even es un concepto económico. Representa un punto de equilibrio (de ahí su nombre) entre los ingresos y los costes. En otras palabras: qué ingresos se deben conseguir para que el beneficio sea nulo.
Pero, si el beneficio es nulo, ¿entonces no existen rentabilidades positivas?
Cierto, pero a partir de este “punto de equilibrio” tampoco tendremos pérdidas.
Vamos a analizar todas estas cuestiones detenidamente. Incluso vamos a calcular el break even point de una inversión financiera.
Podemos definir al break even como el nivel de ventas requeridas para que los ingresos igualen a los costes. A partir de este momento se obtendrán beneficios, siempre y cuando los ingresos continúen aumentando. Este concepto económico también es llamado punto de equilibrio, punto muerto o umbral de rentabilidad.
Para explicar mejor lo que significa el punto muerto en economía, imaginemos una empresa. Esta compañía se ve obligada a incurrir en una serie de gastos (tanto fijos como variables) para poder lanzar al mercado un producto o servicio.
Lógicamente, el objetivo de nuestra empresa del ejemplo es conseguir unos ingresos superiores a la cantidad de gastos que ha tenido que soportar; en caso contrario tendría pérdidas.
Para controlar estas variables puede utilizar el concepto económico del punto de equilibrio que estamos tratando. Una vez calculado, está en disposición de afirmar: “tenemos como objetivo alcanzar un número X de ventas para poder ser rentables”.
Además, a raíz del cálculo del break even pueden obtenerse otras conclusiones valiosas para el negocio, por ejemplo:
La fórmula para calcular el punto muerto se explica y desarrolla de la siguiente manera:
Así pues, para calcular la cantidad de unidades a vender (a un determinado precio) para alcanzar el break even, la fórmula será: Q = CF / (PVu – Cvu).
Traducido: restamos al precio de venta unitario los costes variables unitarios (obteniendo el margen de contribución unitaria). Si dividimos esta cantidad entre los costes fijos, obtendremos cuantas unidades es preciso vender para que nuestros ingresos sean igual a los costes totales. Esta es la fórmula del break even point.
A raíz de que tenemos claro que el break even point (o punto de equilibrio) es una frontera en que los ingresos igualan a los costes, en las inversiones financieras podemos definirlo como el precio de nuestros activos o cartera de inversión al cual nuestra rentabilidad iguala a los costes soportados. Dicho de otro modo, nuestra rentabilidad de la inversión es 0.
Si los mercados financieros siguen un curso a nuestro favor, a partir de este precio tendremos rentabilidades positivas.
A partir del cálculo del punto muerto, estamos en disposición de determinar si las alzas o bajas generarán beneficios. Ahora es cuando es posible que el lector pregunte: ¿cuáles son los costes de una inversión?
Si, por ejemplo, invertimos en acciones de BBVA. Compramos 500 acciones a un precio de 3,64 € por acción. Es decir, tenemos una inversión de 1.820 €. Este sería el precio de compra.
Si el precio subiese a 3,70 € por acción, ¿no obtendríamos un beneficio de 30 € (o un 1,65% de rentabilidad)? Pues lo cierto es que, si los demás costes de la inversión son superiores a esta cantidad, no se habrá superado el punto de equilibrio.
En efecto, seguro que se habrá podido deducir: las comisiones, gastos e incluso impuestos tienen incidencia en la rentabilidad (por no hablar de la inflación). Son costes que todo inversor tiene que soportar y que obligan a que el activo financiero (o cartera de inversión) alcance una determinada valoración para que, por lo menos, los rendimientos sean iguales y encontrar este punto de equilibrio o break even point.
El break even es un concepto que tiene importancia en las inversiones, sobre todo en las especulativas: es en este punto donde el inversor debe situar sus órdenes de stop loss (tope de pérdidas) una vez el precio haya alcanzado un nivel que le suponga beneficios.
En el ejemplo anterior, nada más que el inversor haya tenido que pagar 15 € de comisión por la compra de 500 acciones de BBVA, más otros 15 € por su venta, la totalidad de estas comisiones sumarían el total del beneficio obtenido si se vendiese a 3,70 €. Por consiguiente, podríamos considerar a este precio como el umbral de rentabilidad.
Si dividimos todos los costes de la inversión financiera entre las unidades del activo que adquirimos (es decir, acciones, participaciones en fondos de inversión, planes de pensiones, etc.), obtenemos el coste unitario.
Simplemente sumando este coste unitario al precio de compra, calculamos cuál sería el precio de venta para que nuestra inversión ofreciese un beneficio “0”; o ,dicho de otro modo, consiga llegar al punto de equilibrio.
Por ejemplo, si compramos 100 acciones de Inditex a 28 € por acción; y la operación nos cuesta unos 36 € (entre las comisiones de compra y las comisiones de venta). ¿A qué precio comenzaríamos a obtener una rentabilidad positiva?
Pues, sencillamente, 36 €, entre 100 acciones de Inditex arroja un coste unitario (comisiones a pagar por cada acción) de 0,36 €. Con lo cual, si supera el umbral de los 28,36 € (28 € + 0,36 €) nuestra inversión obtendrá rendimientos positivos.
En realidad, hemos simplificado los ejemplos con fines de no confundir (suponemos que se habrá captado el concepto del break even point). Sin embargo, en las inversiones financieras pueden intervenir muchos precios, diversidad de activos y costes más complejos (fiscalidad, inflación, manejar precios ponderados, comisiones en forma de porcentaje, comisiones de custodia, etc.).
Sin embargo, el punto muerto es un concepto en economía y es útil para las inversiones financieras. Se trata de calcular los cotes y determinar cuál es la rentabilidad que los iguala.
Al igual que sucede en el mundo empresarial, es más sencillo llegar al break even o punto de equilibrio al minimizar los costes.
Podemos observar de nuevo la fórmula del punto muerto y deducir que, si los costes fijos y/o variables son más bajos, menor será la cantidad de unidades a vender para obtener beneficios.
Por este motivo, lo importante a la hora de invertir es minimizar los costes. Las comisiones y la fiscalidad pueden marcar la diferencia entre una inversión rentable y otra perdedora. Un ahorro en costes se traduce en un aumento directo de la rentabilidad.
Existen productos financieros, como los fondos de inversión, que ofrecen ventajas fiscales y reducidas comisiones.