Rebalancear la cartera, cuando se realiza de manera quirúrgica y efectiva, es de gran ayuda a la hora de administrar el riesgo y mantenerlo a raya para alcanzar los beneficios necesarios y mantenerse en la hoja de ruta hacia los objetivos a largo plazo.
Con el paso del tiempo, el valor de los activos individuales en una cartera diversificada se mueve hacia arriba y hacia abajo. Estos movimientos pueden alejar la cartera de esa calibración idónea que permite mantener los objetivos, con su peso proporcional, y una diversificación adecuada.
A largo plazo, las acciones tienden a subir más en la cartera en relación con los bonos del tesoro u otros activos, por lo que la reequilibración de cartera permite mantener la asignación original (teniendo en cuenta que el perfil de riesgo se haya mantenido inalterado). Estas diferencias que se producen de forma casi natural con el paso del tiempo entre la asignación real y la asignación objetivo se denomina desviación de la cartera.
Rebalancear la cartera es el proceso de nueva asignación de activos para corregir esa desviación, esos porcentajes o cantidades de dinero que cambian por la mera evolución de los mercados.
En general, las estadísticas recomiendan rebalancear o reajustar en momentos determinados o según la evolución del mercado. El objetivo es no hacer cambios profundos en la composición, sino ajustes menores para volver a la situación original o ideal.
En Fondos definimos la desviación de la cartera como la desviación total de cada clase de activos (expresada en términos positivos) de su peso de asignación objetivo, dividida por dos. Con este cálculo simple, podemos alcanzar un porcentaje de desviación generalizado para informar cualquier decisión al respecto.
Una desviación elevada puede exponerlo a más (o menos) riesgo de lo esperado o tolerado cuando se estableció la asignación inicial de objetivo a largo plazo, y gran parte de ese riesgo puede no estar compensado, lo que significa que la cartera no está dirigida a beneficios esperados más altos al asumir el riesgo adicional. Este problema tiene carácter exponencial si no se actúa en consecuencia mediante los rebalanceos de cartera.
En Fondos, automatizamos los reequilibrios de cartera para que estas situaciones sean fluidas para el inversor y mantengan la coherencia con los objetivos y la asignación real inicial. Esto tiene en cuenta las circunstancias de cada cartera y al mismo tiempo apunta a maximizar la eficiencia fiscal.
El rebalanceo tiene como objetivo una reducción del riesgo, no necesariamente un aumento de la rentabilidad (para ello hay otros caminos y mecanismos). El reequilibrio no es una garantía de éxito, porque se pueden dar circunstancias extraordinarias en los mercados, pero en la mayor parte de los casos es un ajuste necesario y recomendado.
Un método para rebalancear la cartera es a través de los flujos de caja: este método implica realizar operaciones de compra o de venta, pero no ambas a la vez, y tiene lugar cuando estos flujos de efectivo dentro o fuera de la cartera ya se están produciendo. Cada flujo de efectivo, sean depósitos, reinversiones de dividendos o pago de los mismos, se utilizan para reequilibrar la cartera con precisión hasta el último céntimo.
Realizar nuevas aportaciones es un mecanismo de rebalanceo de cartera, aunque algunos expertos consideren que técnicamente no es un rebalanceo. El objetivo es cambiar cómo se realizan las aportaciones ya programadas, como las transferencias o inversiones automáticas, con pequeño esfuerzo, y utilizarlas para rebalancear la asignación total.
Este método es tan habitual y directo que se encuentra integrado en el sistema, de modo que una desviación permite descubrir rápidamente cuál sería la aportación que permitiría reducirlo de nuevo a cero. Cualquier depósito puede tener efectos exponenciales en la reducción de las desviaciones, hasta el punto que la mitad de la cantidad recomendada en aportaciones, tiene el potencial de reducir la desviación más de la mitad.
Del mismo modo, las retiradas de capital (y otros flujos de salida) también se utilizan para reequilibrar la cartera, vendiendo primero las clases de activos con sobrepeso (tras lo cual se puede realizar una venta de otros activos para mantener el equilibrio global). Los algoritmos se ocupan de que esto tenga el mínimo impacto fiscal en las cuentas de los clientes de Fondos.
En ausencia de flujos de efectivo, reequilibramos vendiendo y comprando, reorganizando los activos que ya se encuentran en la cartera. Cuando los flujos de efectivo no son suficientes para mantener la deriva de su cartera dentro de una cierta tolerancia, se pueden vender de otros activos con sobrepeso y se utilizan los ingresos para comprar activos más ligeros para reducir la desviación total.