Las estrategias de diversificación en renta variable, a grosso modo, consisten en distribuir el capital para de este modo también distribuir el riesgo. Pero ¿cómo hacerlo correctamente para que resulten infalibles?...
¿Qué es la diversificación?
Imaginemos una empresa, la cual ofrece un tipo de productos o servicios enfocados a un tipo de público. En otras palabras, la empresa vende a un mercado concreto.
Nuestra empresa tiene una serie de ventas y una cuota de mercado. Pero a su vez, se enfrenta a una serie de amenazas externas del propio mercado. Además de las debilidades internas. En un principio, el negocio va bien, pero el equipo directivo es consciente de que en cualquier momento alguna de estas amenazas (que por supuesto tiene identificadas) puede generarle problemas.
Para tratar de evitar los problemas, la empresa aprovecha los beneficios que obtiene año tras año y decide abrir una nueva línea de negocio. De modo que, si realmente se materializan las amenazas existentes, pueda mantener el tipo. Así pues, no está sobreexpuesta a un riesgo específico.
Existen varios modos de poder llevar a cabo su estrategia:
- Puede crear un producto o servicio totalmente ajeno a la línea de negocio actual. De este modo competiría en un mercado distinto, con una serie de riesgos y amenazas diferentes.
- Puede crear una división de su negocio en el exterior. Si por ejemplo la amenaza proviene del país en el que opera, reducirá este riesgo.
- Puede crear una empresa auxiliar de sus productos o servicios, con motivos de integrarse a través cadena de valor (Por ejemplo, si nuestra empresa es un fabricante, puede crear – o comprar – una distribuidora. De este modo no tiene que depender de estos clientes. A esto se le denomina “integración vertical”).
Tal y como podemos ver, existen varios mecanismos, o estrategias, para reducir el riesgo de que determinadas amenazas del sector, del mercado o del país se hagan realidad. Las estrategias pueden consistir en crear nuevos productos, relacionados o no con el negocio actual, o bien el abrir nuevos mercados.
Este es el concepto de diversificación empresarial. Es una estrategia de crecimiento y de reducción del riesgo.
Si trasladamos el ejemplo al mundo de la inversión (que, por otra parte, no deja de ser también la gestión de un negocio), podremos reducir los riesgos si utilizamos la misma filosofía de diversificación.
Tan sólo deberemos incluir otros activos diferentes en nuestra cartera para que, de este modo, el riesgo inherente a uno (o un grupo) de ellos no nos afecte de sobremanera. Al igual que nuestra empresa del ejemplo, podremos mantener el tipo, es decir, la rentabilidad.
La diversificación parte de un dicho en finanzas muy antiguo: “no poner todos los huevos en la misma cesta”. Lo que se puede traducir como no tener toda nuestra exposición inversora en una misma carta.
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Diferentes estrategias de diversificación en renta variable
Una cartera de renta variable (acciones) puede estar diversificada según las siguientes estrategias.
Diversificación según los sectores económicos
Un sector económico tiene unas características propias, pudiéndose considerar como una gran familia de empresas.
Si invertimos en diferentes empresas, pero damos demasiado peso a una industria concreta (la banca, las telecomunicaciones, la alimentación o la construcción), en realidad estamos dependiendo de las condiciones externas que afectan a toda la familia que componen el sector industrial.
Pongamos por ejemplo una subida de tipos de interés. Ante una subida de tipos de interés sectores tales como la banca se verán beneficiados, mientras que otros dependientes del crédito, como es el caso de la construcción y el inmobiliario, se verán perjudicados.
Si estamos demasiado expuestos a la construcción, tenemos demasiado riesgo de subida de tipos de interés.
Por otra parte, existen sectores con mayor crecimiento; por lo tanto, mayor riesgo de fluctuación y mayores oportunidades, como es el caso de las telecomunicaciones.
No se pueden comparar sectores defensivos y estables como es el caso de la alimentación, farmacéutico y otros productos de consumo con sectores de crecimiento y agresivos, como todo lo relacionado a las nuevas tecnologías.
Las condiciones sociales, económicas y políticas externas no afectan a todos los sectores industriales por igual. Tendremos que tener esto presente para diseñar una estrategia de diversificación en renta variable.
Diversificación por empresas
Al margen de lo expuesto anteriormente en cuanto a los sectores económicos, existen empresas diferentes dentro de cada familia. Cada una de estas empresas tiene sus propios riesgos, problemas internos, beneficios, historial de ventas; y dividendos que paga al accionista.
Una clasificación de las empresas, independiente al sector en el que operan, es según su capitalización bursátil. Es decir, su valor en el mercado (se calcula multiplicando el número de acciones en circulación por el precio de mercado de cada una).
Las empresas de gran capitalización suelen ser más estables, tienen menor volatilidad y, por lo tanto, menor riesgo. Por otra parte, también tienen menos posibilidad de crecimiento, su tamaño les impide crecer a grandes tasas anuales. Suelen ser más propensas a las operaciones de capital, como fusiones, adquisiciones, etc. Además, tienen mayor liquidez. En su seno pueden existir luchas por el poder, disensiones, intrigas y políticas internas. Son como un pequeño Estado.
Por otra parte, las empresas de pequeña capitalización son más volátiles. Pueden verse mucho más afectadas ante condiciones externas desfavorables. A su vez, presentan un mayor potencial de revalorización, incluso pueden hacernos doblar o triplicar el valor de nuestra inversión con el paso del tiempo. Al tener un menor tamaño, suelen maniobrar con más agilidad y pueden encontrar nichos en mercados que aún están sin explotar. Es más fácil encontrar empresas de este tipo que aún se encuentren infravaloradas en el mercado, lo que supone una gran oportunidad inversora.
En el término medio se encuentran las empresas de mediana capitalización. Podremos diversificar entre diferentes tamaños de empresas para manejar la volatilidad y demás riesgos de nuestra cartera.
Diversificación geográfica
Esta estrategia permite que el inversor no esté expuesto al riesgo de un determinado país. Podemos tener una cartera compuesta por acciones de diferentes empresas, de diferentes sectores; y, sin embargo, toda nuestra cartera estar basada en acciones del mercado continuo español.
¿Se imaginan las consecuencias de una decisión política o un cambio repentino en las condiciones económicas del país? Esto se puede solucionar seleccionando e incluyendo en nuestra cartera acciones de diferentes países. Cada país tiene sus riesgos y sus complicaciones internas. Sus condiciones no se mantienen inamovibles con el paso del tiempo.
Las empresas de gran capitalización bursátil suelen tener mayores intereses, mayores ventas y mayor volumen de negocio en el extranjero. De este modo, incluyendo en nuestra cartera acciones de empresas con estas características, indirectamente también estamos contribuyendo a la diversificación geográfica.
Diversificación por tipo de cambio (riesgo divisa)
Esta estrategia está en sintonía con la anterior. No obstante, tiene sus diferencias. Una diversificación geográfica adecuada no tiene por qué suponer una correcta diversificación por divisas (y sus tipos de cambios).
Esto se debe a que existen divisas que están muy correlacionadas. Por ejemplo, si invertimos en renta variable de países emergentes y a su vez en renta variable de Estados Unidos, tendremos una alta exposición al dólar.
Los países emergentes suelen tener una alta dependencia del dólar. Ante la debilidad de su moneda local, muchos de ellos deciden financiarse en dólares.
Por otra parte, una diversificación geográfica únicamente en renta variable europea hará que tengamos una alta exposición al euro.
Para finalizar con esta estrategia de diversificación, diremos también que existen divisas que tienen una estrecha relación con algunas materias primas. Es el caso del franco suizo y el dólar australiano con el oro. Además del dólar canadiense con el petróleo crudo.
Consideraciones para hacer infalibles las estrategias de diversificación en renta variable
Diversificar nuestras inversiones correctamente reduce varios tipos de riesgo (riesgo país, riesgo divisa, volatilidad y condiciones económicas externas), tal y como hemos podido ver en las diferentes estrategias.
La idea al construir una cartera de inversión es que todos estos riesgos estén bajo control. Pero esta serie de cálculos pueden resultar difíciles a inversores no expertos, tanto en tiempo como en conocimientos. ¿Cómo sabremos la volatilidad exacta que tenemos en nuestra cartera? O ¿Cómo sabremos si verdaderamente estamos expuestos a una divisa determinada? (recordemos que las empresas tienen intereses económicos en otros países). De esta forma la estrategia de diversificación no puede resultar infalible.
En segundo lugar, diversificar exige al inversor que distribuya su capital entre diversos activos. Diversificar en renta variable es complejo debido a que este tipo de activos es muy flexible y permite múltiples estrategias de inversión (muchas más que en la renta fija). Normalmente el capital suele ser limitado y una correcta diversificación resulta inviable económicamente hablando.
Para solventar todos estos inconvenientes, y realizar una correcta e infalible diversificación, debemos aprovechar las economías de escala; además de contar con el talento de un gestor profesional. Para estos fines se crearon los fondos de inversión.
Los fondos de inversión son productos diversificados, por su propia naturaleza y por imposiciones legales. Con un pequeño capital, conseguiremos acometer estrategias correctas e infalibles de diversificación en nuestra cartera de renta variable.