A la hora de invertir en acciones, uno de los principales indicadores bursátiles para valorar las empresas es su rentabilidad por dividendo. ¿Qué es exactamente este concepto financiero?
La rentabilidad por dividendo es una ratio financiera, de las más utilizadas por inversores y analistas que tratan de valorar una acción. Los rendimientos de las acciones provienen de varias fuentes, los dividendos representan una de las principales (junto con la revalorización de las acciones en el mercado). Si un inversor tiene preferencia de obtener rendimientos por la vía de los dividendos, deberá tener muy en cuenta este concepto.
Las empresas que presentan una buena ratio de rentabilidad por dividendo suelen estar bien consideradas. Normalmente son empresas estables, acciones que reparten beneficios (o una buena parte de ellos) entre sus accionistas de forma sostenida, pero no suelen tener un buen crecimiento. Es fundamental tener presente la política de dividendos de la empresa.
En definitiva, todo depende de la estrategia que lleve a cabo el inversor. A pesar de que la rentabilidad por dividendo es un concepto importante para analizar acciones.
A la hora de invertir, la rentabilidad es uno de los factores determinantes. Es el fin de toda inversión. En función del riesgo que se esté dispuesto a asumir, se invertirá en unos activos u otros, cada cual con una determinada rentabilidad potencial.
Cuando se invierte en acciones, la rentabilidad obtenida proviene básicamente de tres formas:
Sumando estos tres conceptos, obtenemos la rentabilidad que un inversor puede llegar a percibir por la compra de acciones: la rentabilidad total de las acciones. Ahora bien, dependiendo de la estrategia que se sigua a la hora de invertir en bolsa, puede que se tenga preferencia por un concepto más que por otro.
La rentabilidad por dividendo nos indica qué cantidad de la inversión podemos recuperar únicamente con el reparto de dividendos de la compañía. Los dividendos son una de las principales formas de conseguir rendimientos mediante la compra de acciones. Es una forma de medir la productividad de la inversión. Aunque sólo es una parte de la rentabilidad total, la rentabilidad por dividendo es un indicador bursátil muy utilizado.
Para entender bien qué es este concepto, primero debemos hacer mención a la rentabilidad. La rentabilidad se expresa mediante un porcentaje y se calcula dividiendo los beneficios de la inversión entre el dinero invertido:
Rentabilidad (%) = (Beneficio /Cantidad invertida) * 100
Si, por ejemplo, preguntásemos qué es mejor: ¿una inversión de 1 000 € que nos ha ofrecido 100 € u otra de 2 000 € de la cual hemos conseguido ganar 150 €?
La respuesta sería que la primera inversión es más rentable. Con 1 000 € hemos logrado obtener un beneficio de 100 €, lo que supone una rentabilidad de un 10%.
La segunda opción representa una rentabilidad de un 7,5%; a pesar de haber conseguido una ganancia superior, el dinero empleado para ello también es mayor. Por lo tanto, la primera inversión es más rentable.
De la misma manera, la rentabilidad por dividendo representa la productividad de los dividendos repartidos por la empresa a sus accionistas. Una empresa que tenga una buena rentabilidad por dividendo se considera una buena oportunidad, a pesar de que este indicador debe ponerse en contexto y contrastar con otras ratios financieras.
Los dividendos dependen de la capacidad que tenga la compañía para conseguir ganancias y su política en el reparto de los mismos (qué porcentaje de los beneficios destinará al pago de dividendos). Vale la pena señalar que una empresa que ofrece unos buenos dividendos lo hace a costa de sacrificar su crecimiento; puede emplear el dinero obtenido en financiar proyectos de expansión.
La rentabilidad por dividendo se calcula teniendo en cuenta tanto el precio de compra de las acciones, como la cantidad invertida. Para ello se tomará la última cotización oficial de las acciones. El beneficio de la inversión viene representado por los dividendos anuales que nos procurarán las acciones, pudiendo tomarse el dividendo repartido en el último año o el dividendo estimado para el año próximo.
La fórmula para el cálculo de la rentabilidad por dividendo de unas determinadas acciones es la siguiente:
Rentabilidad por dividendo (%) = (Dividendo por acción / Precio de mercado de la acción) * 100
Se suele tomar únicamente el dividendo ordinario para hacer una valoración más exacta de la empresa (y la inversión en sí misma). Puesto que la cotización fluctúa y los dividendos también pueden variar año a año, la rentabilidad por dividendo es variable (e incluso una empresa puede anular el pago de dividendos).
Cuando se trata de dividendos futuros, existe una cierta incertidumbre (por este motivo a las acciones se le llama renta variable). Normalmente, los inversores que buscan dividendos suelen colocar su dinero en empresas sólidas que cuentan con un amplio historial en el pago de los mismos, de forma sostenida en el tiempo.
En cuanto al precio de las acciones, si se realizan las compras en momentos distintos, cómo es lógico se comprarán a distintos precios; en este caso se debe calcular el precio promedio para calcular la rentabilidad por dividendo de nuestra inversión.
Generalmente, la rentabilidad por dividendo se calcula sin eliminar el efecto fiscal, es decir, sin descontar los impuestos: el dividendo bruto. Entre otras razones, porque los impuestos pueden variar dependiendo de las cantidades a percibir. Si cobramos dividendos por una cantidad inferior a 6 000 euros, sufriremos una retención de un 19% en el IRPF. Si sobrepasa de 6 000 euros (hasta los 50 000), la Agencia Tributaria nos aplicará una retención de un 21%.
En otras palabras, la rentabilidad por dividendo es menor de lo que suponemos, como consecuencia del efecto fiscal en el cobro de los dividendos.
Para minimizar el impacto de los impuestos y de esta manera aumentar la rentabilidad por dividendo, podemos recurrir a productos financieros que presentan ventajas fiscales, tales como los fondos de inversión.
Los fondos de inversión únicamente tributan al 1%. Dicho de otro modo: al invertir en fondos de inversión, en realidad estaremos tributando al 1% por los dividendos obtenidos de forma indirecta.
Existen fondos de inversión de renta variable de alto dividendo, en los que el inversor puede acceder a una cartera diversificada de acciones y obtener una buena rentabilidad por dividendo.