Los datos históricos sugieren que los temores de pérdida de bonos cuando suben las tasas de interés son, en gran parte, infundados.
Por su naturaleza, la mayoría de las acciones son inversiones de mayor riesgo que los bonos, porque las acciones se pagan tras los deudores en caso de quiebra o suspensión de pagos. ¿Qué ocurre con los bonos, en especial cuando suben los tipos de interés?
El comportamiento de la curva de los tipos de interés
La curva de tipos de interés muestra la rentabilidad en tanto que seleccionada a un activo concreto para distintos periodos de tiempo. Así, se relaciona con una sucesión de puntos en relación con los tipos de interés al vencimiento de cada plazo (hasta 30 años, si se desea).
Si se evalúa cómo los cambios al alza en los tipos de interés afectan a distintos bonos, la respuesta breve muestra que los bonos son un producto de riesgo inferior que las acciones. Es por ello que las carteras de Fondos realzan el papel de los bonos del tesoro en cualquier estrategia diversificada a largo plazo.
Si se escogen bonos reales, con un historial suficientemente largo y en sectores específicos, estos tres criterios muestran que, durante las subidas de los tipos de interés, incluso los bonos a largo plazo, los más volátiles, sólo experimentan pérdidas en tres de cada cinco subidas de tipos. El efecto es distinto en cada sector, pero sólo causó un rendimiento general negativo en menos de la mitad del tiempo analizado. No se puede generalizar.
La justa medida de las pérdidas
Establecida la premisa de que el aumento de los tipos de interés puede no ser perjudicial, pongámonos en los casos de pérdidas. ¿Cómo fueron éstas? ¿Cómo se comparan respecto a un mal año del mercado de valores?
En general, el análisis demuestra que en global las pérdidas en los casos en que se producen, rondan el 2.5-3% en total. Para contextualizar, el IBEX-35 ha tenido pérdidas promedio del 15% o más. La conclusión es que un mal año para los bonos del tesoro es insignificante en comparación con un mal año para las inversiones y acciones.
Históricamente, los bonos han tenido menos pérdidas, y las pérdidas que experimentan han sido menores que las pérdidas de las acciones. Por ello en Fondos reducimos el riesgo de algunas carteras que se acercan a la madurez del objetivo reemplazando acciones con bonos.
La recuperación de los bonos del tesoro y de la deuda pública
Las pérdidas, aunque sean pequeñas, siempre son indeseables. La tercera pregunta a formularse es ¿cuánto tardan los bonos en recuperarse de las mismas?
En general, las pérdidas de los bonos son de corta duración. No se han dado episodios de pérdidas continuadas durante los últimos 30 años en los principales mercados analizados.
Los años de bonos en cada periodo de subidas de los tipos de interés son seguidas por años de rendimientos anuales positivos. Si se cierra un año de calendario con pérdidas, la tendencia es que el siguiente año, experimente ganancias.
Devolución de intereses vs. devolución de precios
Parte de la tendencia analizada en los datos históricos se debe a que cuando los tipos de interés empiezan a subir, es más probable que los nuevos bonos rindan mejor en el futuro. Los pagos representan la gran mayoría del rendimiento que se recibe de los fondos de bonos del tesoro.
Más del 75% de los rendimientos de los fondos de bonos analizados provienen de los ingresos por intereses, no del valor en sí de los bonos. Esto demuestra que las caídas temporales en el precio de los bonos no son el aspecto principal que afecta a su rendimiento global.
De hecho, un aumento de tipos de interés puede impulsar el rendimiento a largo plazo de los bonos, y así es en algunos casos.
En conclusión
En primer lugar, Fondos recomienda que al menos una parte importante de su cartera se invierta en bonos del tesoro, independientemente del aumento de las tasas de interés, para estrategias con objetivos a largo plazo. Es una forma ideal de administrar el riesgo general.
Los bonos a largo plazo son más volátiles que los bonos a corto y medio plazo, en especial en periodos de subidas. Una cartera diversificada controla la exposición a ambos casos. La clave está en que el aumento de tipos de interés afecta distintos sectores de bonos de formas distintas. Así, se puede llegar a minimizar los efectos de la subida en una cartera concreta.
Ser propietario de inversiones en carteras con bonos es una forma excelente de reducir el riesgo de la cartera en global, siempre y cuando se diversifique incluso dentro de los propios tipos de bonos y sus sectores para coincidir con la estrategia global y la tolerancia del inversor.