Existen varios modos de invertir en bolsa a largo plazo. Pero pocos de ellos están orientados a conseguir la máxima rentabilidad. A continuación, veremos “cómo” y “dónde” podemos conseguir este objetivo.
Llevar a cabo una estrategia de inversión a largo plazo requiere paciencia.
Sin embargo, también tiene sus ventajas, como por ejemplo, no es necesario llevar a cabo una gestión muy activa, con el consiguiente ahorro en comisiones y gastos.
No obstante, se hace necesaria una cuestión primordial: Seleccionar los activos (acciones, en este caso) que formarán la cartera de inversión adecuadamente.
Esto es precisamente lo que puede suponer un obstáculo:
¿Dónde los encuentro?
¿Cómo los analizo?
¿Qué características debo exigirles?
Vamos a tratar estas cuestiones con calma. A través de estas líneas te ofreceremos las claves de la inversión en bolsa a largo plazo de un modo fácil y orientado a conseguir la máxima rentabilidad.
Las inversiones en bolsa y los ciclos económicos
Tanto la economía como los mercados tienen un comportamiento cíclico.
Por tanto, si vamos a invertir en bolsa a largo plazo nos enfrentaremos irremediablemente a las distintas fases del ciclo económico:
- Recuperación
- Expansión
- Auge
- Recesión
Por otra parte, ciclo bursátil no suele coincidir en el tiempo con el ciclo económico.
Normalmente los mercados suelen llevar la delantera en este sentido (lo cual es lógico puesto que se mueven por expectativas y no por hechos), haciendo de la bolsa un barómetro adelantado de la economía y sus ciclos.
Con esto pretendemos expresar que, en el largo plazo, nos enfrentaremos a períodos de caídas en los mercados de difícil previsión. Estas cuestiones debemos tenerlas presentes.
Todo esto no significa que la economía no crezca a lo largo del tiempo. De hecho, la economía suele mantener una tendencia positiva. Aunque sus movimientos sean cíclicos, los impulsos son, como norma general, superiores a las correcciones.
Por todo esto, las inversiones en bolsa a largo plazo deben sustentarse sobre la idea de un crecimiento económico a lo largo del tiempo, más allá de los vaivenes que puedan sufrir los mercados. De hecho, en el largo plazo, la bolsa es la inversión que más rentabilidad acumulada nos ofrece (según estudios realizados por Jeremy Siegel).
Ahora bien, debemos orientar nuestra estrategia a este marco temporal y estas características. Mejor dicho, es el propio horizonte el que marca la estrategia inversora en todas las ocasiones. ¿Cómo conseguimos este objetivo?
Una buena estrategia bursátil a largo plazo debe tomar conciencia de lo dicho en este primer apartado. Debe estar orientada al crecimiento económico, no a las subidas de los mercados como consecuencia de los impulsos cíclicos.
La economía crece a largo plazo (a pesar de los ciclos) y en consecuencia las acciones de las empresas en las que invertimos también nos procuran una mayor rentabilidad con el paso del tiempo.
Esta es la filosofía subyacente.
Claves para conseguir la máxima rentabilidad a largo plazo
Buscar buenos dividendos
La rentabilidad de las inversiones a largo plazo no proviene, principalmente, de la variación de precios que puedan sufrir los activos en el mercado. No se trata de una estrategia especulativa de “compra barato y vende caro”. Pretendemos una rentabilidad sostenida a lo largo del tiempo.
Aunque los mercados entren en una fase correctiva y los valores de nuestra cartera pierdan valor, debemos siempre buscar activos con un amplio y limpio historial de pago de dividendos. Con el paso del tiempo, los activos se recuperarán de las caídas de precios, pero los dividendos nos protegen de la inflación y aumentan nuestro patrimonio.
Tratamos de buscar un flujo de rentas constante, los mejores rendimientos posibles sin poner en riesgo la estabilidad de nuestra inversión.
Seleccionar valores estables
Una empresa debe saber hacer frente a los buenos tiempos y, sobre todo, saber cómo capear las tormentas. Con esto queremos decir que en momentos favorables debe saber cómo administrar las ganancias. Pero también cómo proteger sus beneficios en épocas de recesión.
Una compañía asentada en un determinado mercado, con unas sólidas reservas de capital, un equipo directivo competente e intereses comerciales en distintas regiones del planeta será más fuerte en épocas de recesión económica que aquella que no disponga de recursos suficientes, dinerarios y/o de otra índole, para asegurarnos el pago de dividendos.
A pesar de que la empresa, en épocas de bonanza económica, no muestre una tasa de crecimiento tan alta como cualquier otra de pequeña capitalización, es preferible mantener la estabilidad.
Por lo tanto, en la búsqueda y selección de valores debemos tener preferencia por empresas de gran capitalización bursátil y con una posición financiera fuerte.
Nos enfrentaremos a épocas recesivas y nuestros valores (en su mayor parte) deben estar preparados para ello. Por lo menos sobrevivir y saber gestionar estos momentos.
Después de todo esto, te puede interesar: mejores acciones para invertir
Diversificar
Hay sectores económicos que reaccionan mejor que otros ante las recesiones económicas. Cada sector de la economía tiene su propio comportamiento según la fase del ciclo.
Por ejemplo, el sector farmacéutico y la alimentación son de corte defensivo (aptos para recesiones). Por el contrario, los sectores tecnológico y automovilístico suelen presentar una buena rentabilidad en épocas de expansión.
Existen sectores cíclicos y anticíclicos. Los sectores cíclicos suelen ofrecer más rentabilidad en los buenos momentos, y los anticíclicos son un seguro para las épocas de crisis. Lo ideal es combinar todo esto de forma coherente para conseguir una cartera rentable y estable al mismo tiempo.
Bancos, aseguradoras, salud, servicios públicos, telecomunicaciones, consumo discrecional, etc. Existen una gran cantidad de sectores económicos que responden de una forma diferente y en los que se hace necesario diversificar.
Pero esto no es todo, no todas las regiones se encuentran en la misma fase de un ciclo económico. Europa, por ejemplo, puede estar en plena expansión mientras que Estados Unidos está en auge, junto con los países emergentes. A su vez, Japón todavía puede que se encuentre recuperación.
Diversificar entre distintas zonas geográficas y diversos sectores nos evitará muchos de los riesgos inherentes a las inversiones de largo plazo.
De este modo, será más probable que estemos posicionados en empresas de sectores cíclicos dentro de una economía en plena fase expansiva. No podemos confiar toda la estrategia inversora a una única empresa, de un determinado sector económico y de una zona geográfica concreta (con sus riesgos políticos).
Con más motivo cuando nos referimos al largo plazo, porque las cosas cambian.
Añadir un plus de rentabilidad
Atendiendo al título de este artículo, “dónde y cómo conseguir la máxima rentabilidad”, diremos que el cómo es lo que estamos tratando (el dónde lo vamos ver en breve).
Por ello, y para cumplir con lo prometido, tenemos la obligación de indicar que es necesario añadir un punto picante en nuestra cartera (sin obviar la estabilidad, dado que el largo plazo requiere de este requisito).
Nos referimos a “un punto picante”, no pasarnos con el picante. No podemos conseguir la máxima rentabilidad posible si no asumimos un pequeño nivel de riesgo adicional (siempre controlado).
Para cumplir con esta exigencia, dentro de nuestra estrategia de diversificación, debemos optar también por incluir un porcentaje de acciones de crecimiento.
Es más sencillo si optamos por las economías emergentes, puesto que se pueden considerar “economías en crecimiento”. ¿Qué inversor que busca la máxima rentabilidad no apostaría por empresas ubicadas en China o la India?
Repetimos, sólo buscamos darle a nuestra receta “un punto picante”. Un plus de rentabilidad.
Vigilar los costes fiscales
Cada vez que se cobra un dividendo nos retendrán un 19%.
Sin embargo, si la estrategia la ejecutamos a través de fondos de inversión, no tributaremos nada de nada hasta el momento del reembolso (por otra parte, los fondos de inversión tienen una fiscalidad específica, a ellos no les retienen el 19% como a nosotros).
Un fondo de inversión es el mejor vehículo para instrumentar una estrategia de inversión en bolsa a largo plazo por varias razones (una de ellas es precisamente la selección de los activos adecuados para nuestra cartera por parte de un gestor profesional, ahorrándonos una parte importantísima del proceso).
Aunque, de momento, simplemente incidiremos en que minimiza el impacto fiscal (que no es poco).
Esto es primordial en las inversiones a largo plazo, dado el potencial de revalorización que tienen las rentas que conseguimos año tras año. Es precisamente el último ingrediente de nuestra receta.
Reinvertir los dividendos
En las inversiones en bolsa a largo plazo no es prioritaria la liquidez de las rentas obtenidas (en forma de dividendos). Tratamos de potenciar dichas rentas a través de la reinversión.
¿Por qué?
Si atienden al siguiente artículo comprenderán la magia del interés compuesto y las maravillas que produce en el largo plazo.
Una buena rentabilidad, en forma de dividendos, más una reinversión constante es la mejor forma de conseguir la máxima rentabilidad.
Por poner un ejemplo:
Una inversión inicial de 10.000 euros en un fondo de renta variable con una política inversora adaptada a las claves que estamos ofreciendo, nos puede ofrecer perfectamente el 10% de rentabilidad anualizada (como pronto veremos).
Esta rentabilidad nos hará duplicar el capital en 7 años aproximadamente, sin contar con las aportaciones adicionales que podamos ir haciendo regularmente.
Claro está, para eso debemos reinvertir los beneficios, cosa que ya lo hacen por nosotros en automático los fondos de acumulación.
Fondos de inversión para conseguir la máxima rentabilidad a largo plazo
Ha llegado el momento. Vamos a ver cómo podemos ejecutar la estrategia para invertir en bolsa a largo plazo para conseguir la máxima rentabilidad (es la hora de explicar “el dónde”).
La cuestión es sencilla: Si nosotros mismos nos dedicásemos a la búsqueda y selección de valores que cumplan con las exigencias de la receta expuesta en el apartado anterior, podemos vernos afectados por una parálisis debido a la sobreinformación.
Simplemente buscando una pequeña cesta de fondos de inversión que se adapten a nuestra estrategia, conseguiremos superar esta barrera. Además de minimizar el impacto fiscal, diversificar adecuadamente y, en definitiva, potenciar la rentabilidad.
Por este motivo, exponemos algunos fondos de inversión en los cuales podemos instrumentar nuestra estrategia:
JP Morgan Europe Strategic Dividend Fund
Comenzamos con la renta variable europea. Este fondo está orientado a conseguir la máxima rentabilidad por dividendo.
Sólo cabe decir que ha conseguido en los últimos 10 años una rentabilidad anualizada de un 10,01%. Ideal, porque combina la estabilidad de una zona geográfica como es Europa con unos buenos rendimientos constantes.
M&G North American Value Fund Euro
Hay que decir que el fondo seleccionado tiene como política la inversión tipo “value”, también muy recomendable para el largo plazo. Basándose en encontrar empresas de la zona de América del norte que cotizan a un precio muy inferior a lo que realmente valen (según sus activos y su capacidad para generar beneficios).
Aunque no es un fondo de dividendos propiamente dicho, es una buena estrategia encontrar valores con un fuerte potencial de revalorización a largo plazo. Es perfectamente apto para nuestros propósitos.
Lo hemos seleccionado, además, porque tiene un historial de rentabilidad (anualizada) en los últimos 10 años de nada menos que un 16,50%. El fondo está denominado en euros, es una buena elección con vistas a diversificar en la zona de Norteamérica sin preocuparnos por el riesgo divisa.
Schroder International Selection Fund Global Equity Yield
Entramos en la renta variable global de alto dividendo. ¿Por qué conformarnos con un mercado cuándo es posible diversificar en empresas de todo el planeta? Este fondo lo hace posible, minimizando el riesgo al que antes hacíamos alusión.
El International Selection Global Equity Yield que nos presenta la gestora Schroder trae consigo una rentabilidad anualizada en los últimos diez años de un 11,84%.
Vontobel Emerging Markets Equity
Para finalizar con esta exposición de fondos de renta variable (orientados a conseguir la máxima rentabilidad en el largo plazo), pasaremos al terreno “Global Emergente”. Buscamos diversificación en los mercados emergentes de todo el planeta.
Este fondo trae consigo una rentabilidad anualizada de un 11,32%. Este es su historial en los últimos 10 años.
Como se puede observar, existe otra forma de invertir en bolsa a largo plazo, consiguiendo más de un 10% de rentabilidad anualizada.
No es necesario andar pensando que activos, qué sectores o qué regiones serán las ideales. Con los fondos de inversión de renta variable y una buena estrategia, orientada al largo plazo, conseguiremos la máxima rentabilidad sin poner en riesgo la estabilidad de nuestra inversión.