Los fondos de pensiones son productos exclusivamente creados para cubrir una serie de contingencias de la vida de una persona, principalmente la jubilación. Esta característica, que los define y diferencia de los demás productos financieros, hace a su vez que tengan una serie de limitaciones.
Estas limitaciones les otorgan, por una parte, la seguridad que precisan. Por otra parte, les resta eficacia. Haciendo a otros productos de ahorro e inversión más versátiles para gestionar el ahorro, incluido el ahorro a largo plazo previsto para cumplir con los objetivos de los propios fondos de pensiones.
Conceptos previos
Los fondos de pensiones son el vehículo de inversión en el cual se instrumentan los planes de pensiones. Un plan de pensiones debe estar integrado en un fondo de pensiones.
Un fondo de pensiones es un patrimonio compuesto por uno o varios planes de pensiones que se administra a través de un gestor para obtener una determinada rentabilidad. De este modo se gestionan los planes de pensiones.
Se trata de un error utilizar indistintamente los conceptos “plan de pensiones” y “fondo de pensiones”, debido a que son dos elementos diferentes; a pesar de estar tan ligados que no se puede explicar la existencia de un sin el otro.
En definitiva, en este artículo hacemos referencia a los fondos de pensiones, puesto que realmente son el vehículo de inversión. Es lo que realmente hace que puedan aumentar los ahorros.
No obstante, existen factores que limitan a los fondos de pensiones como instrumento para aumentar los ahorros. Estos factores, en muchos casos, vienen determinados por los propios planes de pensiones. Es decir, del instrumento primario en el que se depositan los ahorros. Por ello también mencionaremos este concepto cuando se dé el caso.
Te puede interesar: ¿Es rentable un plan de pensiones?
Regulación de los fondos de pensiones
Una de los aspectos a tener presentes es que la legislación de los fondos de pensiones (la misma que para los planes de pensiones) es única y específica. Estos productos, en la práctica, son vistos como un producto de ahorro; pero se asimilan más a un seguro para cubrir una serie de contingencias.
Mientras que los productos de inversión, los que realmente nos hacen aumentar los ahorros, están regulados por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV); los fondos de pensiones están regulados por la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones (DGSFP).
¿Por qué esto es así? La respuesta viene dada un par de párrafos más arriba: Estos productos están ideados para cubrir, mediante el ahorro a largo plazo, una serie de sucesos; como la jubilación, invalidez, etc. En otras palabras: tratan de asegurar una prestación futura (funcionando, pues, como una especie de seguro).
El hecho de que tengan una legislación distinta, además de un organismo regulador diferente, es precisamente para cumplir con los objetivos de su razón de ser del modo más eficiente; separándolos de esta forma del resto de productos de ahorro o inversión.
Por lo tanto, podemos concluir que estos productos pueden ser beneficiosos para sus propios fines, pero en muchos casos no representan la mejor alternativa para aumentar los ahorros de un modo eficiente. Vamos a argumentar esta afirmación conforme vayamos avanzando con este artículo.
Objetivos de los fondos de pensiones
Tal y como hemos ido avanzando, el objetivo de un plan de pensiones (y por extensión los fondos de pensiones) es el ir creando un capital a largo plazo que nos permita el cobro de unas prestaciones (en forma de renta, capital o mixto) cuando se produzcan una serie de eventos (riesgos a cubrir) que, si bien deben estar cubiertos por los seguros sociales, estos productos los complementan.
Los riesgos (contingencias) previstos son las siguientes:
• Jubilación
• Invalidez
• Desempleo de larga duración
• Dependencia severa
• Fallecimiento
Cuando se produzcan algunos de estos supuestos, el partícipe (que ahora pasará a ser beneficiario) puede percibir (en conjunción con las prestaciones públicas que le correspondan) las prestaciones de este ahorro (denominadas “derechos consolidados”).
Como se puede apreciar, no está entre sus objetivos el rentabilizar el ahorro al máximo, simplemente el crear un patrimonio a largo plazo. Estos productos deben estar dotados de una gran solidez, puesto que los derechos consolidados cumplen con una función importante y específica. Responden a un tipo ahorro con fines muy concretos.
Son aptos para lo que están diseñados y debidamente regulados. Sin embargo, también se le imponen una serie de estrictos controles en lo referente a la gestión de patrimonios. Controles que hacen que estos productos presenten una serie de limitaciones de cara a aumentar los ahorros.
Limitaciones de los fondos de pensiones
Aportaciones máximas
Tanto desde un punto de vista fiscal (aportaciones máximas deducibles) como financiero. Las aportaciones a los planes de pensiones tienen un máximo de 8.000 € anuales.
Existen matices a este máximo (por ejemplo, las personas con minusvalía y para los casos en que el cónyuge no obtenga rendimientos, del trabajo o actividades económicas, superiores a 8.000 € anuales).
Puede pensarse que esta cifra excede la capacidad de ahorro y no supone una limitante. Pero, ¿quién sabe lo que pasará en el futuro? Nos podemos encontrar de golpe con un gran capital que debamos gestionar.
Horizonte temporal
La inversión de los fondos de pensiones (en este caso sí que hablamos de fondos de pensiones propiamente dichos porque son los que realmente invierten el patrimonio) está diseñada a largo plazo. Las aportaciones a los planes de pensiones también están enfocadas a ir acumulando un capital a largo plazo.
El horizonte temporal de la inversión es un elemento que debe ser sopesado, en muchos casos con la ayuda de un asesor financiero. Constituye gran parte de la estrategia de inversión.
Por lo tanto, la estrategia es rígida. Está encorsetada en el largo plazo (inversiones a más de 10 años).
Las carteras diseñadas por los fondos de pensiones atienden a este plano temporal, que no siempre coincide con lo más beneficioso para aumentar los ahorros.
Carecen de liquidez
Si sumamos a la limitante anterior el hecho de que las aportaciones a los planes de pensiones son irrevocables, en otras palabras, no es posible retirar las aportaciones (como mínimo aquellas aportaciones que tengan menos de 10 años de antigüedad a partir del 1 de enero de 2025); concluiremos que tenemos un capital, no inmovilizado del todo, pero sin mucha capacidad de maniobra.
Es posible traspasar el ahorro acumulado de un plan de pensiones a otro. Ahora bien, a pesar de que existen diferentes categorías de fondos de pensiones, estructuralmente estos productos responden a los mismos objetivos; son muy básicos y similares. Se perderá mucha, pero mucha, de la tan necesaria operatividad para aumentar nuestros ahorros.
La liquidez, al igual que el riesgo, la rentabilidad y el horizonte temporal, es uno de los más importantes factores de toda inversión.
Los planes de pensiones son productos ilíquidos y esto sí que supone una seria limitación a la hora de aumentar nuestros ahorros.
La explicación que tiene esto no es ni más ni menos que los planes de pensiones están diseñados para cubrir contingencias, la jubilación como primera de ellas. Si se dispone del capital acumulado cuando se considere oportuno, perderían su razón de ser.
No obstante, esto se puede conseguir también con cualquier producto de ahorro o inversión, tan sólo es necesario que el ahorrador tenga la disciplina necesaria para mantener el capital e ir aumentándolo. En síntesis: ingresar, gestionar bien y no retirar.
Versatilidad
Los controles a los que están sometidos los fondos de pensiones le coaccionan a la hora de diseñar carteras adaptadas para cualquier tipo de ahorrador.
Las categorías de fondos de pensiones responden más bien a los perfiles de inversor más básicos. En este sentido, no existe una gran variedad en la que poder elegir. Es lo contrario que ocurre con los fondos de inversión (se dice que existe un fondo de inversión ideal para cualquier tipo de ahorrador).
Un instrumento que nos permita aumentar nuestros ahorros debe responder a nuestras características como inversores y, en este caso, los fondos de pensiones tienen una oferta muy limitada. No son un producto versátil.
La rentabilidad se resiente
Como extensión al punto anterior y volviendo al tema de los controles por parte de la normativa; para dotar a los fondos de pensiones de la solidez necesaria que garantice el cumplimiento de sus objetivos, estos productos deben ser mucho más conservadores.
Por otro lado, tiene toda su lógica, un fondo de pensiones está diseñado para cubrir un riesgo pensado a largo plazo. No pueden en ningún caso desviarse de este cometido. Por consiguiente, sus carteras deben estar construidas de un modo seguro.
El problema es que el binomio entre rentabilidad y riesgo no siempre se optimiza del mejor modo con productos tan rígidos. Puede estar resintiéndose la rentabilidad, cuando en realidad la diferencia de riesgo no lo justifica.
Una máxima para gestionar y, por ende, aumentar los ahorros de un modo eficaz es encontrar la mejor rentabilidad con un nivel de riesgo adaptado a nuestras características como ahorradores.
Por poner un ejemplo, existe un estudio del profesor Pablo Fernández (Catedrático en PricewaterhouseCoopers de Finanzas del IESE Business School y Doctor of Business Economics) que demuestra que tan sólo 3 de los 335 fondos de pensiones con 15 años de historia consiguieron desde el año 2001 una rentabilidad superior al Ibex 35 y los Bonos del Estado en este período.
Simplemente un fondo de inversión indexado al Ibex 35 hubiese conseguido una rentabilidad igual, o por lo menos muy similar que la del índice de referencia, con el mismo riesgo. Resumiendo, un fondo de inversión de gestión pasiva ofrece más rentabilidad que un fondo de pensiones (con menores comisiones).
Por si fuese poco, la rentabilidad media de los fondos de pensiones en muchas ocasiones se sitúa por debajo de la inflación media del mismo período. Haciendo que la rentabilidad real sea negativa.
Y la pregunta es la siguiente: ¿Cómo puedes aumentar tus ahorros de un modo eficiente con un producto que no optimiza del modo correcto el binomio rentabilidad – riesgo?
Esto convierte a los fondos de pensiones en productos poco eficientes incluso para sus propios objetivos.
Fiscalidad de los fondos de pensiones
La fiscalidad de los fondos de pensiones (mejor dicho, en este caso, de los planes de pensiones) no suponen una limitación en sí misma. Por este motivo lo hemos tratado en un apartado diferente.
En realidad, existe un claro interés por parte de los poderes públicos para que la población complemente las prestaciones de la Seguridad Social con este tipo de ahorro privado. Por ello estimulan su contratación a través de incentivos fiscales.
Pocos productos de inversión (por no decir ninguno) gozan de deducciones fiscales a la hora de realizar aportaciones (siempre con el máximo anual que hemos visto anteriormente).
Esto podría suponer un punto a su favor a priori. Aunque a la hora de calibrar la fiscalidad de una inversión, no únicamente debemos fijarnos en la fase de aportaciones. Puede suponer (y de hecho supone) un gran error que muchas veces se paga con creces.
Ciertamente tendremos las mencionadas deducciones. Pero ¿qué pasará a la hora de ponerle fin a la inversión y obtener las prestaciones?
Lo responderemos de un modo claro y directo: Que se tributará por todo el capital (aportaciones más rendimientos) como un rendimiento del trabajo. Yendo a parar a la base imponible general.
¿Qué consecuencias tiene esto? Simplemente que la base imponible general se verá incrementada (sobre todo si se rescatan los derechos consolidados en forma de capital) y por lo tanto, el tipo impositivo marginal, también se incrementará. La consecuencia es que la cantidad a pagar de IRPF se puede disparar.
Todo el ahorro, mediante las deducciones practicadas anteriormente con las aportaciones, puede verse evaporado de un solo golpe si no se anda con cuidado a la hora del rescate.
Hay que coser un traje fiscal con hilo muy fino y realizar unos cálculos muy precisos para obtener una verdadera ventaja fiscal con los planes de pensiones. A pesar de esto, en muchos casos nos obligará a percibir una prestación más baja de lo que realmente teníamos pensado, para no incrementar la tributación.
Si comparamos con un fondo de inversión, veremos una ventaja fiscal significativa. En principio, los fondos de inversión no tienen deducciones por suscribir participaciones. Como cualquier otro producto de ahorro o inversión.
Pero esto es tan sólo la primera parte de la historia. A la hora de deshacer la inversión, un fondo de inversión (valga la redundancia) tan sólo tributa por los rendimientos (las plusvalías generadas, es decir, la diferencia entre el precio de compra de las participaciones y el precio de venta de las mismas). No por toda la cifra que hemos ido invirtiendo.
Esto ya de por sí hace que la base imponible sea menor. Sin embargo, no es lo único. Los fondos de inversión tributan en una base distinta: La base imponible del ahorro.
Esto supone que la base imponible general, dónde van a parar los rendimientos del trabajo, no se vea alterada y, como consecuencia, el tipo marginal ni se inmuta.
Para rematar, la base imponible del ahorro tiene menos tramos impositivos y unos tipos menores.
La diferencia es significativa. La rentabilidad financiero – fiscal debe ser tenida muy en cuenta para lograr un verdadero aumento de los ahorros.
Cierre
Los fondos de pensiones pueden ser un producto efectivo para gestionar bien los objetivos para los que están diseñados.
Recordemos lo dicho al principio de este texto: Los fondos de pensiones son instrumentos diseñados para cubrir una serie de riesgos y representan un tipo de ahorro muy específico y característico. Definido por la acumulación de capital en el largo plazo.
Todas las claves expresadas en este texto se pueden resumir en dos preguntas:
¿Pueden ser los fondos de pensiones un buen instrumento para aumentar tus ahorros?
Si el ahorro que quieres instrumentar es precisamente para uno de sus objetivos pueden ser una alternativa a considerar, en este caso estará justificado.
Lo que hemos expuesto a través de esta argumentación es precisamente que no podemos desvirtuar sus fines y utilizarse como un producto financiero para gestionar cualquier tipo de ahorro. Porque no resultan eficaces.
¿Pueden otros productos de ahorro o inversión cumplir con los objetivos de los fondos de pensiones?
Sí, por supuesto que pueden. Tan sólo se debe tener en cuenta cuestiones tales como la disciplina para no retirar el ahorro, gestionar de un modo adecuado la rentabilidad ajustada al riesgo, una estrategia basada en plazos dilatados y, en definitiva, tener presentes las claves dadas en este artículo.
Si sumamos la liquidez, la versatilidad y la rentabilidad de otros productos financieros; concluiremos que incluso pueden ser convenientes para ello.
Los fondos de pensiones fueron creados precisamente para que los ahorradores no pensaran en estas cosas. No obstante, son elementos tan básicos y esenciales en todo tipo de inversión, que resultan ineludibles si lo que pretendes es aumentar tus ahorros.