Como norma general se trata de inversiones con una dimensión no superior a los 18 meses, aunque no existe ninguna barrera formalmente establecida que separe las inversiones de corto, medio y largo plazo.
Ahora bien, invertir a corto plazo presenta algunas diferencias con la inversión a un horizonte temporal mayor.
Lo que distingue a ambos tipos de inversiones es la estrategia que deberemos acometer. Las inversiones a corto plazo, por su propia naturaleza, deben conseguir una rentabilidad de un modo rápido. Por consiguiente, se deben buscar activos que tengan un fuerte potencial de revalorización en el mercado y ello supone elevar el riesgo a asumir (siempre en acorde con los niveles de aversión al riesgo que pueda tener el inversor).
Vamos a analizar algunas de las opciones más interesantes que se nos presentan para invertir en el corto plazo.
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Son la principal opción de inversiones a corto plazo.
Son muy habituales en Estados Unidos y Gran Bretaña. Se trata de fondos de inversión que construyen una cartera incluyendo principalmente activos físicos, las llamadas “commodities” o materias primas (como el Oro, Plata, Petróleo, Zumo de naranja, Azúcar, Trigo, Cacao, Cobre, Algodón, Soja, Platino, Maíz, etc.).
Pueden ser productos agrícolas, energéticos o metales preciosos. Las materias primas dependen mucho de la evolución del dólar, la inflación y el crecimiento económico global. Dependiendo de la situación de estas variables podemos invertir estos activos en el corto plazo.
Actualmente, según el último Informe de Perspectivas de la Economía Mundial publicado por el Fondo Monetario Internacional, la actividad económica sigue fortaleciéndose y se estima que en 2017 el PIB mundial aumentó un 3,7%. Goldman Sachs asegura que las commodities pueden subir más de un 10% en este año. Los datos de consumo de China, uno de los principales importadores de materias primas, avalan este crecimiento.
El único inconveniente puede ser que el dólar se revalorice como consecuencia del programa de subidas de tipos de interés que llevará a cabo la Reserva Federal. No obstante, los analistas y los datos vistos invitan a pensar que pueden ser una buena oportunidad para sobreponderar la inversión en materias primas a través de fondos.
Algunos de los fondos de inversión en materias primas que pueden presentar una buena oportunidad para captar rentabilidades en el corto plazo serían:
Otra premisa para poder aprovechar las oportunidades de inversiones a corto plazo es una gestión activa de la cartera. Siempre debemos tener agilidad de rotación del capital, puesto que si la estrategia no resulta acertada deberemos deshacer la inversión de forma inmediata, evitando así las pérdidas por depreciación de los activos.
Dependiendo de cada momento del ciclo económico, hay determinados sectores que tienen un mejor comportamiento que otros. A través de fondos de inversión sectoriales podemos destinar una parte de nuestra inversión al corto plazo y obtener así una cartera de valores diversificada geográficamente, pero concentrada en un determinado sector.
La estrategia consiste en mantener un sector y ser capaces de rotar ágilmente en caso de que las condiciones macroeconómicas cambien. De este modo podemos aprovechar oportunidades que puedan surgir entre los sectores que mejor se espera que se comporten, dada la coyuntura económica.
Al estar invertido en fondos es posible rotar de un sector a otro sin tener que tributar por ello y con la máxima agilidad que se requiere debido a la alta liquidez de estos productos.
En la actualidad, tal y como se ha comentado anteriormente, estamos en una etapa de crecimiento económico. Un crecimiento que según el Fondo Monetario Internacional se inició en 2016. Y esto es clave para entender las opciones de inversiones a corto plazo.
Tal es el caso que los bancos centrales que se encuentran a ambos lados del Atlántico están normalizando su política monetaria. En Estados Unidos esta normalización se encuentra más avanzada. Se están subiendo tipos de interés, los datos de empleo y de consumo son buenos y la inflación está en cotas superiores al 2% (2,2% de tasa interanual en febrero de 2018).
En Europa es algo distinto, el crecimiento se ha hecho notar en parte gracias a las exportaciones. La economía se estabiliza y se habla de una buena tasa de crecimiento. Se esperan buenos beneficios empresariales y los activos no se encuentran tan sobrevalorados como en el caso de Estado Unidos.
La tasa de inflación de la eurozona se sitúa en el 1,13% en febrero de 2018, todavía lejos del objetivo del 2%. En cualquier caso el Banco Central Europeo (BCE) está cambiando su discurso y ha comenzado a retirar los programas de estímulos monetarios, lenta y paulatinamente porque existe margen todavía.
Este es el preludio, la preparación de los mercados antes de subir los tipos de interés.
La renta variable de la eurozona es un buen momento para invertir. Particularmente en el corto plazo, los sectores que mejor se pueden comportar según el período del ciclo son el financiero y el industrial. Pudiendo rotar al sector de consumo cíclico y tecnológico cuando se hagan patentes las subidas de tipos de interés. Cosa que no se espera que suceda en Europa en 2018, pero que ya está sucediendo en Estados Unidos.
Hemos comentado en otras ocasiones que un fondo de inversión en renta variable europea es una de las mejores estrategias porque proporciona una verdadera diversificación geográfica, entre los países miembros de la zona euro. De este modo mitiga los riesgos específicos de un país tomado individualmente (especialmente por razones políticas).
A todo esto hay que añadir que a través de un fondo sectorial es posible diversificar en cualquier región del mundo, no únicamente se construye una cartera con renta variable europea (aunque se recomienda sobreponderar la eurozona en nuestra cartera de renta variable a corto plazo por las razones vistas).
Algunos de los fondos de inversión de renta variable sectorial en los que podemos invertir para conseguir rentabilidad en el corto plazo son los siguientes:
A partir de aquí se trataría de rotar de un sector a otro, en Europa principalmente se recomienda el financiero y el industrial, puesto que el crecimiento está en una fase más incipiente. En Estados Unidos, podemos movernos por el sector de consumo discrecional y el tecnológico.
La diversificación es una de las normas más básicas para minimizar el riesgo. En el apartado anterior hemos tratado la importancia de la diversificación geográfica, sin embargo la diversificación puede hacerse en varios sentidos.
Uno de ellos es dividir nuestra cartera global entre activos de renta fija y renta variable.
A pesar de que, según el momento económico actual, no se espera mucho en el corto plazo de los títulos de renta fija, no por ello debemos renunciar a unos buenos rendimientos a corto plazo y para ello utilizaremos una estrategia de renta fija de países emergentes.
Según fuentes periodísticas, los mercados emergentes ofrecerán en el corto plazo más oportunidades de inversión que las economías desarrolladas. La renta fija emergente ha tenido una evolución espectacular; y siendo buenas las perspectivas de crecimiento económico global, se espera que la tendencia positiva continúe.
Existen fondos de inversión en renta fija global emergente que ya consiguen superar el 2% de retorno antes de finalizar el primer trimestre del año:
En definitiva la renta fija también puede ser una buena oportunidad para realizar inversiones a corto plazo, siempre y cuando se dé con el producto y la estrategia apropiados.
En estos casos, necesitamos garantía de liquidez; gestión profesional, puesto que se trata de una cartera con productos de renta fija que pueden ser complejos de gestionar y la tan mencionada y necesaria diversificación para reducir el riesgo.